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  A veces se preguntaba qué ocurriría si desapareciera. Sí, así sin más, ese pensamiento pasaba fugaz por su cabeza y de vez en cuando lo pensaba a fondo. No era de prestarle atención porque estaba seguro que era algo que no únicamente él se había planteado, no tenía dudas de que a sus compañeros se les pasó por la cabeza alguna vez o incluso más veces que a él.

  Suspiró viendo por la ventana del castillo, haciendo una mueca un tanto zoza. Parecía ingenuo, como si esta fuera de esas ocasiones en las que se planteaba esa pregunta tan repentina. Era raro que lo analizara, más que nada porque era inútil siquiera fantasear con algún final. Nadie podía desearlo, era tan inútil a ese punto que no entendía como siquiera se le pasaba por la cabeza.

  Era ese pensamiento intrusivo que ocurría cuando no tenía nada con qué mantenerse ocupado, aunque en esos momentos andaba en sus asuntos e igual se le cruzó. Una porquería. No lo había bajoneado ni mucho menos, tampoco le molestaba, su único problema era que era algo tan extraño que ocurriera.

  Era un día tranquilo, había cumplido con sus tareas y tenía pensado juntarse con Youran en la tarde para cerrar el día. Lo normal en su rutina, pasatiempos que le gustaba llevar a cabo luego de un largo día donde había dado el mínimo de sí pero lo suficiente para que la tarea se diera por terminada con broche de oro. No había nada negativo en ello, siempre era algo que lo alimentaba para bien.

  Lo único que pasaba por su mente era en qué dulce comprarse para la hora de la merienda y de repente "¿Qué ocurriría si desaparezco?". Arqueó las cejas mirando hacia el cielo, parecía como si se fijara en las esponjosas nubes y los coloridos arcoiris, pero en realidad tenía la vista perdida en el medio, en ese azul que por más hermoso que fuera, en esos momentos era como un equivalente a la nada misma. No estaba concentrado en lo que verdaderamente importaba, estaba absorto en la pregunta.

  Y ahí estaba, con una maldita duda existencial. Hasta rodó los ojos por darse cuenta que estaba ante un pensamiento tan profundo sin verdadera importancia, pero si lo tenía en mente era porque era importante repasarlo ¿No? Bueno, para él no lo era por muchas razones pero si su tonto cerebro quería que se replanteara cosas, entonces lo haría con tal de satisfacerlo y que le quitara esa estupidez por el resto del día y volver a tenerla merodeando por ahí molestándolo.

  Bien...¿Qué ocurriría? Habían cosas que no le gustaban de él mismo. No, al contrario, Engetsu no tenía problema con su persona a decir verdad. Le agradaba su apariencia y también le agradaba su actitud, en especial su forma de tratar a sus amigos y su despreocupación por muchas cosas. A veces eso era algo que deseaba que sus compañeros tuvieran; despreocupación. Entendía que la situación que pasaban era una basura, pero quizá a veces no había que prestarle mucha atención a ello.

  Había visto tantas veces a todos ellos angustiados por situaciones que no lo valían. No quería invalidar para nada lo que pasaba por ellos, ya que comprendía que cada uno podía vivir una situación de distinta forma. Pero a veces no podía evitar pensar que debían dejar de ser tan dramáticos y simplemente ver una situación fácil de superar como realmente lo era.

  Aunque bueno, no sabía con qué derecho decía eso si habían ciertas situaciones que se las tomaba a personal. No era común que ocurriera pero pasar, pasaba. Y...ese no era su punto de todas formas. Si ahondaba muy, muy profundo en sus complejos, podía encontrar algo que le molestaba y mucho. Era algo que en un inicio no le causó ningún problema, es más, le solían decir que era algo bastante bueno que tuviera, desde amigos hasta conocidos y simples desconocidos. A Engetsu, pensándolo bien, no le agradaba eso en particular.

  La empatía. Oh esa sentimiento que tantos altos y altibajos le habían traído, más altibajos que otra cosa.

  Carecía de ella a la hora de juzgar a seres que atentaban contra su cielo, por supuesto, pero no era así con la gente alrededor suyo, los que de verdad le importaban. Lo que para muchos podía ser una buena emoción tenerla presente, Engetsu la aborrecía, la detestaba más que a cualquier cosa. Muchos verían bien el saber que Engetsu tenía empatía, pero no sabrían el hecho de que él detestaba aquella parte de él, ese sentimiento que lo pondría como una gran y humilde persona.

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⏰ Last updated: Feb 25 ⏰

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Ángeles de la muerteWhere stories live. Discover now