Capitulo 17

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**Narra Joe:**

Habían pasado ya un mes desde el accidente que alteró mi vida. Monse, mi novia, estaba esperando un bebé desde hacía dos semanas, lo que debería ser un momento de alegría y felicidad, pero la incertidumbre me envolvía. Dan, mi mejor amigo, seguía sin darme noticias sobre su hermana, un silencio que se sentía cada vez más pesado. A pesar de ello, nuestra amistad permanecía firme; él siempre estaba ahí para lo que necesitara, aunque las sombras del pasado y las preguntas sin respuestas me atormentaban.

Afortunadamente, había recobrado el contacto con mi familia. Viajaron para darme espacio, entendiendo que en este momento necesitaba estar al lado de Monse, quien me ofrecía un refugio en medio de la tormenta.

-Hola, mi amor, ya llegué -anuncié al entrar al departamento, sintiendo una mezcla de alivio y cariño al verla.

-¡Qué bueno, mi amor! -respondió ella, iluminándose de inmediato.

-¿Y qué estabas haciendo, amor?

-Terminando de trabajar en unas cosas -dijo, con una sonrisa que me hizo olvidar, aunque fuera por un momento, de mis inquietudes.

-Está bien, ¿quieres algo de comer?

-Sí, amor, por favor.

Esa tarde transcurrió en un vaivén de risas y profundas conexiones. Nos acomodamos en el sofá, rodeados de almohadones y mantas, viendo películas y disfrutando de comida chatarra. Me encantaba estar a su lado; tenía una forma de hacer que todo pareciera más ligero y agradable.

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**Narra Monse:**

Tras pasar toda la tarde abrazada a Joe, un sentimiento de responsabilidad creció dentro de mí. Decidí levantarme con cuidado para no despertarlo, ya que ambos habíamos caído en un profundo sueño. Me arreglé despacio, sintiendo la necesidad de salir a despejar la mente. Mientras caminaba por la calle, vi a un par de amigas y, por un instante, mi mente se desvió hacia Scarlet. La extrañaba mucho; ella había sido mi confidente en momentos difíciles. Sin embargo, un nudo se formaba en mi estómago al recordar la traición que había cometido, algo que me había otorgado lo que siempre quise, pero a costa de alguien a quien realmente importaba.

Sin poder seguir rumiando estos pensamientos, entré a una tienda de ropa, buscando distraerme. Después de varias horas de compras, regresé a casa con una pizza, un intento por consentir a Joe y distraer mis quejas internas.

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**Narra Joe:**

Me quedé acostado, reflexionando sobre todo lo que había vivido y lo que había perdido. El silencio en casa era abrumador. Quería recordar mi pasado, ponerle rostro a las sombras que me atormentaban, especialmente esa chica que estaba en coma. La incertidumbre me llenaba de miedo y frustración. Sin saber cómo, terminé quedándome dormido, anhelando que al despertar todo fuera diferente.

Cuando desperté, era tarde. No tenía planes, así que debería ponerme en contacto con Dan. Era momento de recuperar nuestro vínculo. Nos pusimos al día, y acabé invitándolo a salir. Al principio dudó, pero finalmente lo convencí.

-Hola -lo saludé al llegar a su casa.

-Hola, ¿nos vamos? -me preguntó.

Caminamos hacia un parque. Mientras él me contaba anécdotas de momentos vergonzosos que vivíamos juntos, una sensación de normalidad y camaradería me acompañaba, aunque en mi interior una pregunta persistía: ¿Qué había ocurrido con su hermana? No quería arruinar su alegría, así que mantuve mis dudas en silencio.

Después de una caminata, decidimos jugar videojuegos en su casa. Al entrar, una extraña familiaridad me rodeó, aunque no podía recordar por qué. La tarde se deslizó entre risas y competitividades, pero cuando llegó la noche, regresé a casa.

Al entrar, vi a Monse dormida en la cama. La noche anterior había sido agotadora, y sucumbí al cansancio, eludiendo las otras preocupaciones que no me dejaban en paz.

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**Narra Joe:**

A la mañana siguiente, desperté con un dolor de cabeza punzante. Busqué una pastilla y, de pronto, una imagen apareció en mi mente: una chica. Su voz resonaba sin que pudiera verle el rostro. El corazón se me aceleró, sentí que la oscuridad me envolvía y me desmayé.

Al abrir los ojos, me encontré en un hospital, con Monse a mi lado.
Afortunadamente no era nada malo, asi que para olvidar el mal momento, lleve a Monse a ver una película.
La película comenzó a reproducirse, pero mi mente estaba en otro lugar. Las imágenes que había visto antes, la boda, la chica y las sombras, seguían dándole vueltas a mi cabeza, como un giro interminable de preguntas sin respuesta. Me sentía inquieto y ansioso, como si una parte de mí estuviera perdida y necesitara ser encontrada.

Monse estaba a mi lado, con su mirada fija en la pantalla, pero yo apenas podía concentrarme. La sensación de que algo importante se me estaba escapando me oprimía el pecho. Decidí arriesgarme y romper el silencio entre nosotros.

-Oye, Monse -dije, tratando de sonar casual, pero mi voz traicionaba la tensión que me invadía-. ¿Recuerdas algo de lo que pasó antes de mi desmayo?

Ella me miró por un momento, su expresión cambiando de sorpresa a preocupación. Su franqueza me mostró que también buscaba respuestas, pero dudaba en ofrecerlas.

-Solo lo que me dijiste antes de caer... -murmuró, con una leve fruncida en el ceño-. No sé mucho más. ¿Por qué? ¿Te sientes bien?

Mis nervios crecieron como una tormenta en mi interior. Miedo y frustración se debatían en mi pecho. Mirando sus ojos, traté de encontrar apoyo en su presencia, pero lo único que vi era la misma incertidumbre que sentía yo.

-No... no estoy bien. -Mis palabras salieron como un susurro roto-. Hay cosas en mi mente que no entiendo. Imágenes que no puedo descifrar. Son fragmentos de algo que me aterra.

Monse inclinó ligeramente la cabeza, mirándome con compasión. La luz del televisor iluminaba su rostro, pero la oscuridad que me rodeaba parecía más densa y próxima. Sentía que mi historia se desvanecía en la bruma y que cada intento de recordar era como intentar atrapar arena entre los dedos.

-Quizá deberías hablar con Dan... -dijo ella suavemente, como si diera un consejo reconfortante, pero su tono me hizo sentir aún más confuso. ¿Por qué nadie quería desenterrar el pasado? ¿Qué era tan terrible que todos parecían guardarlo en secreto?

La angustia me apretaba como un corsé, y aunque sabía que no era el momento adecuado para interrogarla, la necesidad de respuestas me impulsó a seguir.

-Él sabe algo, ¿verdad? -insistí, sintiendo que las paredes de la habitación se acercaban un poco más-. ¿Por qué no me dice nada sobre ella?

Monse titubeó, su mirada en el vacío mientras buscaba las palabras. Era evidente que había una historia entre ellos, una que ella también consideraba dolorosa.

-No quiero que sufras más... -su voz se rompió, como cristal al caerse-. No estoy segura de que sea el momento correcto para hablar de eso.

La incertidumbre me dejó un sabor amargo. Antes de que pudiera responder, un golpe de recuerdos borrosos volvió a invadirme. La boda, la chica, miradas que parecían significar algo más profundo. Todo allí, presente, pero siempre fuera de mi alcance.

-Necesito saber... -dije finalmente, sin poder contenerme-. No puedo seguir así, Monse.

La tensión en el aire se sentía pesada, como si ambos estuvieran a punto de abrir una puerta que puede que no debiera ser abierta.

-Tal vez mañana... -me sugirió, intentando suavizar el tema-. Ahora solo disfruta de la película.

Pero, en mi corazón, sabía que no podía simplemente esperar. Esa sensación de vacío seguía allí, cada vez más angustiante, al igual que la imagen de la chica en mi mente, esperándome a que la recordara.

El mejor amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora