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Nie Huaisang estaba más que convencido de que Meng Yao recuperó sus recuerdos. Pero esto trajo a la pregunta de por qué sucedió. Sin otra opción, invitó a Wei Wuxian, el creador del ritual de viaje del tiempo, a Qinghe para averiguar lo que había sucedido.
"Así que, déjame aclarar esto. ¿Crees que Meng Yao tiene sus recuerdos?"
"Sí. Estoy más que seguro de que se acuerda. La forma en que actúa alrededor de Da-Ge y Xichen-ge era bastante sospechosa."
"Hmmm... bueno, no lo conocía tan bien, así que no puedo comentar nada".
"¡Es el que planeó la emboscada contra ti en el camino de Qiongqi! ¡También dirigió al joven Maestro Jin allí!" NIE Huaisang espetó. Wei Wuxian tensó.
"Dices.........¿qué? ¿él... hizo eso?"
"Sí. Xichen-ge, HanGuang-Jun y todos lo sabemos!
"Entonces, ¿por qué no me lo dijiste?"
Wei Wuxian gruñó. Sus ojos quemaron un rojo brillante mientras miraba a Nie Huaisang hacia abajo.
" ¡P-Porque sabíamos que actuarías así!" El más corto tartamudeó.
Wei Wuxian dejó salir una risa seca. Respiró profundamente para calmarse.
"Pero entonces, ¿por qué esta tan cerca del pavo real entonces?"
"¿Creo que puede estar tratando de cambiar? ¡No sé! ¡No sé! ¡Realmente, realmente no lo sé!" Nunca lo entendí, bueno, nunca quise entenderlo. Realmente no estoy seguro de por qué quiere cambiar.
"No sabes... ¡¿dices que no sabes?! ¡¡¡Todo por eso....todo por eso.....Yo........!!!"
La energía resentida se dobló y se curvo alrededor de él. NIE Huaisang estaba positivamente aterrorizada con un patriarca asesino de Yiling cerca. Ahhhh, Hanguang-Jun, por favor, ¡ven pronto! ¡No quiero tratar con él más!
Y como si sus oraciones hubieran sido contestadas, Lan Wangji dio la vuelta a la esquina para ver el estado enfurecido de Wei Wuxian.
"¡¿Wei Ying?!" El Segundo Jade fue al instante a su lado hablando palabras reconfortantes. "Wei Ying, ¿qué pasa? ¿Estás bien? No te preocupes, estoy aquí."
"¿Lan?...... ¿Zhan...?"
"Wei Ying. Estoy aquí, estoy aquí. Cálmate. Escucha mi voz."
Lan Zhan tomó la mano de Wei Ying en la suya y dejó que el calor de su mano se filtra en el frío del otro. Entonces, comenzó a tararear su canción, en un esfuerzo por pacificar al otro.
