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" - N-no creo que sea necesario, creo que-.
- No me hagas cambiar de opinión por favor, (T/a) .- sonrió de manera forzada, se podía ver el dolor en sus ojos mientras analizaba la expresión de lástima de la menor y llevó sus manos delante...
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Un sonido seco sonó en todo el pabellón, se escuchó el eco de ese golpe bastante doloroso a decir verdad.
La pelota cayó en los pies de la persona que en ese momento, su nariz estaba sangrando, provocando preocupación por los jugadores de Volleyball.
- ¡G-gomene, (T/a)-senpai! .- se disculpó el culpable de esa hemorragia.
La chica tenía los ojos abiertos por la sorpresa y pasó su dedo por debajo de la nariz, manchando sus yemas con ese líquido carmesí sabor a hierro.
Alzó la cabeza para ver a uno de primero -. No pasa nada, no fue tu culpa .- lo tranquilizó curvando levemente los labios.
Pues fue ella quien se puso detrás de los chicos en busca de algún material cuando el entrenador le había recomendado no hacerlo.
Sin embargo, lo que el pobre de primero le atemorizaba, no era como podía reaccionar la peli(t/c), si no por el enojo de su novio.
El culpable sintió una aura oscura detrás suyo, volteó lentamente, econtrándose con un pelimarrón con la mandíbula tensada y mirándolo con seriedad y fríamente.
- Hajime no te preocupes .- corrió hacia el ojiverde, tapándose la parte donde estaba saliendo sangre con la mano mientras con la otra la situaba en el hombro del chico -. Era yo quien me paseaba cuando no era la mejor opción.
El nombrado miró a su chica por un momento, cada vez se veía más tranquilo y relajado, aunque aún se podía sentir su aura tensada.
- Vamos a la enfermería .- comentó, agarrando la mano de (T/n), apresurando el paso para salir del pabellón e ir directos al centro.
Iwaizumi podría dar miedo y hasta le tendrían más respeto a él que el mismísimo capitán, pero sabía controlarse y era impresionante que se pudiera tranquilizar con unas simples palabras de la oji(t/o).
Llegaron al consultorio y la enfermera la inspeccionó un poco, pedido por Hajime quien estaba algo preocupado.
La mayor básicamente lo calmó diciendo que no era nada grave y que podía estar tranquilo por lo sucedido.
A la chica le dió un pequeño pañuelo para que no derramara más sangre y le dejó quedarse unos minutos ahí descansando por si a caso, y después podía volver al pabellón con los demás.
El ojiverde se fue no sin antes de preguntar un par de veces asegurándose de que se encontraba bien, cosa que la menor asintió varias veces con la cabeza, dándole que un otro beso en la mejilla y decirle que se fuera a practicar.
Cuando salió por la puerta, (T/n) esbozaba una pequeña sonrisa al rebobinar los pequeños detalles y acciones que hace el chico cuando está preocupado por ella.
