Once

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May le daba golpes con una fuerza considerable al abdomen de Winry, como si se tratase de un saco de boxeo. Claramente no estaba usando toda su fuerza, su intención no era lastimarle, si no probar que el abdomen de Winry era de acero. Y no importaba que tanto lo intentara, May no lograba que Winry se moviera ni un solo un centímetro de su lugar. Era literalmente verle intentado mover un muro, que no importaba que tan duro le diera, no se movía o inmutaba. Sus incontenibles ganas por comprobar que tan duro era el abdomen de su amiga, había surgido a raíz de ella se había quitado la camiseta blanca que traía puesta al venir, cuando May observo a detalle lo definido y firme que lucía, decidió preguntarle a Winry si podía comprobar mediante los golpes que tan duro era. La rubia, a la cual le estaban golpeando el estómago, miraba a May como si fuera lo más entretenido de la vida. En un plano de tercera persona se moriría de risa, porque así era como mi hermano, Ling, Lan Fan y yo estábamos reaccionando ante tal escena.

—Tía, ¿que son esos golpes de conejito? —Winry sonreía, sus blancos y perfectamente alineados dientes estaban a la vista. Si me lo preguntaban, verle sonreír de esa manera tan natural era -ignorando mi falta de fe y religión- una jodida bendición para mi vista, que solía ver a una Winry más seria y apática.

—No te voy a dar fuerte, genia, mi intención no es que te duela. —Sus golpes seguían sin cesar, pero aún así le mantuvo la mirada a Winry por un par de segundos para luego volver a dónde inicialmente estaba.

—Dame más fuerte, te doy permiso. —May se rió, captando un doble sentido no intencional en las palabras de Winry. Intenté disimular que también me había dado risa.

—Winry, eso ha sonado fatal. —Dejó de golpear para llevarse las manos a la cara, ocultando como su sonrisa se ensanchaba. Aunque servía más bien de poco, su risa la delataba.

—Eres una mal pensada de mierda. —Winry le enseñó su dedo corazón, arrugó la nariz con asco. Una pregunta gigante que había en la cabeza de todos era cómo estas dos se hicieron amigas, y como podían llevar una relación tan amor-odio.—Que te den.

—Ay, yo iba a aceptar tu propuesta. O sea, mírate, estás buenísima —La señaló de pies a cabeza. Luego se le acercó, la abrazó, acomodó su cabeza entre el espacio de su cuello y hombro, para proceder a manosearle lo más que pudo. A simple vista, no se notó que le resultara incómodo..—, ¿quien le diría que no a todo esto?

Al me codeó con disimulo.— Seguro que tú sabes mucho de eso, ¿no, Ed? —Habló bajo, para que solo él y yo fuéramos los únicos en saber lo que dijo.

—Callate, que tú no sabes nada de lo que pasó entre nosotros. —Le devolví el codazo, pero con el doble de fuerza. Mi hermano se quejó como la nenaza exagerada que podía llegar a ser.

—Ya, pero que estés sonrojado me dice mucho, hermanito. —Le pegué de nuevo pero no le respondí.

Ni siquiera yo me había dado cuenta, pero era verdad, me había sonrojado. Y no era porque se me habían venido recuerdos muy vagos de lo que sucedía por la noche en su habitación, para nada, no tenía nada que ver.

—Alphonse, ayuda. —Rogó la ojos azules, con falsas y exageradas ganas de llorar, llegando a lo dramático y risible.— Quítame a esta garrapata que tienes por novia de encima, por faaaa.

—Si a él no le molesta que yo te abrace y te toque así, ¿verdad?—Ambas le miraron fijamente, cada mirada te decía cosas muy diferentes. La de Winry te decía "dí que sí te molesta para que se separe de una vez" y la de May decía "como digas que sí te molesta prometo que te quedas sin besos todo un mes".

—A mi no me metais en vuestras peleas, gracias. —Les sonrió a ambas descaradamente. Estuve a punto de aplaudir la manera en que mi hermano se libraba de la presión social.

 Under My Umbrella | EdWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora