03. New Born

8 2 0
                                    

—La implementación de esto es definitivo —dijo el doctor—, no hay vuelta atrás, ni posible retiro.

—Me lo ha dicho mil veces. ¿Teme a las represalias? —se defendió la paciente, rodó los ojos, impaciente en lo que hamacaba una pierna en la orilla de la camilla—. Tengo derecho a usarlo, los de mi tipo tenemos detecho tanto como una mujer infértil.

—Claro que sí. No he dicho lo contrario.

—Entonces proceda. Estoy lista, llevo semanas esperando.

El doctor inspiró profundo y dejó escapar el aire, transformándolo en un bufido. Afirmó una vez con la cabeza, y se alejó de la paciente para irse a preparar.

La intervención, o Implementación que aquella mujer deseaba, no era nuevo para el año que corría.
La cuasi inimaginable idea había llegado hacía unos cuantos años; después que una epidemia de Papera Intraorgánica Reproductora Aguda (PIRA), le arrebatara la fertilidad a las mujeres, para hacerla añicos.

Mientras por un lado, la Iglesia se oponía a esta implementación por considerarla «aberrante y antinatural» —en casos extremos, bionicanibalismo—; por el otro, un pesado número de personas lloraba por tal creación milagrosa.
Atrás había quedado la fecundación In Vitro, los donantes de esperma anónimos y el sacrificio entregado en pos de la más bella de las funciones humanas: ser padres.

En los últimos dos años —siendo que surgió hace cinco—, las entidades religiosas habían perdido prestigio, la fuerza de lucha en contra del proyecto «Repoblación». Fue como si una gran parte de ellos se hubiera resignado a aceptarlo por temor a la desaparición humana. Lo aceptaron como un milagro, un obsequio misericordioso del posible nuevo dios que los gobernaba. Quizás las generaciones más antiguas eran las que insistían en lo aberrante de New Born.

La Implementación, o New Born, era de complicada «instalación» en el cuerpo humano, mas no imposible.
El primer paso para la exitosa operación, consistía en retirar los órganos reproductores de la mujer. El segundo, en realizar un reacomodamiento intestinal para dar cabida a New Born.
New Born era lo más similar a un útero sano, con imitaciones de óvulos fértiles; reanimados después de meses y años de diferentes tratamientos.
Cerrando con broche de oro, la pareja mantenía relaciones después de dos semanas. El propio New Born anunciaba la Dulce Espera mediante un dispositivo sincronizado a un celular.

El doctor Austin Barrymore, había tomado el cargo menos querido por cirujanos bioniplásticos. Muchos de sus colegas se aferraban a Dios, y Austin fue una aguja en un pajar:uno entre millones.

Y en esta ocasión, la sorpresa le esperó cuando abrió el vientre de aquella dama, sumida en sueño gracias a los anestésicos.
Barrymore abrió bien sus ojos, impresionado por lo que veía. Intercambió miradas con sus colegas, hasta respingos soltaron.
El doctor negó suave, emitiendo una risita divertida.

—¿Doctor? —le habló un enfermero—. ¿Qué le pasa?

El hombre tomó aire, lo miró.

—Creo que Dios vistió a la muñeca equivocada —suspiró.

—¿De qué...?

—No estamos operando a una mujer, sino a un hombre.

Entre músculos y cationesWhere stories live. Discover now