Epílogo

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Epílogo

23/12/2019

    Al día siguiente, en el trabajo, él y Gabriel esperaban la llegada de Santiago y Cristian para poder irse a casa, pero, especialmente, esperaban a Santiago. Querían hablar con él sobre las acusaciones. Además, él había querido ayudar cuando le había dicho que Fiorella hablaba con alguien sobre la cena. Realmente, no se habían sentido bien por haber pensado mal del rubio.

   Santiago se ponía el delantal, mientras Gabriel y él se lo sacaban. No dejaban de mirarlo, pero no decían nada, tan solo guardaban el delantal en las bolsas que llevaban.     El chico tampoco les prestó atención en ningún momento.

    Pero tenían que hablar.

—Santiago —comenzó Gabriel.

     El rubio lo miró en seguida, pero ellos seguían sin abrir la boca.

—Ya son novios —se les adelantó Santiago, mirando a Gabriel.

—Sí —respondió el ex rizado.

   Asintió con la cabeza y después lo miró a él.

—Felicidades.

—Yo quería pedirte perdón —le dijo Gabriel entonces, finalmente.

—Yo también quería… Perdón —intervino.

—¿Por qué?

—No diste el número a Fiorella y quisiste advertirme lo de la cita y yo no te creí.

—Y yo tampoco. 

—Está bien… Yo al principio me comporté…—balbuceaba el rubio—, creía que vos…, pero ya entendí. Vos lo querés de verdad. Perdóname a mí. Estuve un poquito celoso también…

—¿Poquito?

—Muy celoso estuve. Bueno, tengo que trabajar.

    Se terminó de atarse el delantal y sin mirarlos salió del cuartito. Ellos salieron segundos después, tenían cosas que hacer.

Papá de Gabriel: ¿Qué es esto, Gabriel? Te fuiste de mambo…

Mamá de Gabriel: Necesitamos una explicación. Estás en cualquiera…

Lean: Felicidades, hermanito, nos tenés que contar

Vanesa (compañera de colegio): Yo sabía que iban a terminar así

Carolina: No lo puedo creer

     Gabriel había publicado en su perfil de TuRedSocial la misma foto, con la misma descripción, que él había subido en su cuenta el día anterior. Y no faltaron los comentarios.  Gabriel y él estaban leyéndolos juntos, sentados en la cama.

    Habían decidido hacer una maratón de Harry Potter esa noche, por lo que habían preparado el televisor, un bol de pochoclos dulces y otro con chocolate partido en pedacitos sobre la cama en su habitación.

    Le dio un beso en la mejilla a su novio para hacerle cariñito y se sintiera bien. El ex rizado lo miró y le sonrió. Pero sus ojitos estaban brillosos de las lágrimas.

—Estoy bien —le dijo—. Ya sabía que mis padres iban a reaccionar así.

—Eso no quita que te haga mal.

—Pero estoy con vos… Y eso es lo único que me importa.

    Sonrió al ver que se ponía colorado.

—Te me ponés coloradito. —Le dio un besito en los labios y recordó—: ¡Ya se acerca Navidad!

—¿Y estás contento por eso?

Por un besoWhere stories live. Discover now