Mala Suerte

122 34 113
                                    

No lo soportaba más. Cada milímetro de su cuerpo ardía. Incluso si estaba en reposo.

Llevaba un par de semanas entrenando con Guy-sensei y su equipo, y la intensidad de sus entrenamientos era algo que estaba fuera de toda imaginación.

El primer día, Guy le dio tobilleras y muñequeras con pesas que causaron que luego de media hora apenas pudiera moverse. Gracias a eso Lee, Tenten y Neji, la usaron como si fuese un estafermo humano, hasta que Neji se negó a seguir entrenando con alguien tan patético.

Llegó a odiar a su sensei por haberla dejado a merced del lunático de Guy y su discípulo. De todas formas, con el pasar de los días, su cuerpo se fue adaptando al peso y comenzó a ganar mayor velocidad. Guy elogiaba su rápido progreso y Neji parecía impresionado, aunque era difícil leer sus expresiones.

Ese día tenían misión y como ya llevaban algún tiempo trabajando juntos, a Guy le pareció buena idea llevarla con ellos. Estaban casi pisando el exterior de la aldea, cuando fue detenida por Izumo que parecía algo avergonzado.

—Tsunade-sama nos ordenó no dejarte salir. Disculpa, Natsuki.

—Oh, fue mi error. No lo consulté con la Hokage —se disculpó la bestia verde de Konoha—. Pero no importa, sigue el entrenamiento que te dejó mi rival, y cuando regresemos agregaremos más peso a esas tobilleras —exclamó con el pulgar hacia arriba como si Natsuki acabase de ganarse un premio. La chica sonrió incómoda y se despidió de sus compañeros temporales.

—¿Tienes idea por qué no me dejan salir ahora? —preguntó la pelirroja. No se quejaba, había estado deseando tomarse un descanso de Guy y su vehemencia. En las últimas semanas había estado tan ocupada entre los entrenamientos con él, la organización del examen chunin y los entrenamientos individuales que le había dejado Kakashi, que con suerte tenía tiempo para dormir seis horas diarias.

—No es conveniente hacerle muchas preguntas a Tsunade-sama —respondió incómodo el chunin que custodiaba la puerta principal de la aldea—. Es una mujer temible.

—Ay, no es para tanto —dijo recordando como había suavizado su enojo con un trago una vez. Izumo le lanzó una mirada irónica a su compañero de cabello alborotado—. ¿Saben si Genma está en la aldea?

—No, salió hace unos días —respondió Kotetsu.

—Oh, bueno —murmuró Natsuki decepcionada—. Nos vemos.

—Espera, Natsuki —llamó Izumo—. Oye, esta noche vamos a ir a 'El Lugar' alrededor de las seis. Genma dijo que eras cool... Así que si quieres venir...

—Ehm, genial —respondió con entusiasmo sorprendida por la invitación—. Me vendría bien distraerme un poco. Nos vemos ahí, entonces —agregó mientras se iba. Necesitaba descansar, sí. Pero tambien necesitaba desesperadamente divertirse por unas horas. Además, sabía que la cerveza era buena para reponer minerales que se perdían con el ejercicio físico así que también sería algo así como entrenamiento.

Caminó en dirección a la oficina de Tsunade. No quería cuestionar sus órdenes pero necesitaba saber por qué motivo no podía salir de la aldea. Había estado yendo cada día a preguntar cuando volvería su sensei, sabía que Tsunade estaba algo cansada de ella pero tampoco era para ponerse así. Tampoco recordaba haber hecho nada malo, y perderse el examen chunin y ayudar a su organización debería ser castigo suficiente por haber desobedecido sus órdenes con lo del cazador.

—Buenos días, Shizune-san —saludó alegre. La asistente de la Hokage salía de la oficina cargada de papeles.

—Hola, Natsuki. Hoy vienes temprano —comentó la pelinegra riendo nerviosa—. No hay noticias de Kakashi-san.

Relámpago Rojo Crónicas De KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora