Me esta matando, como el miedo me está reteniendo pero aún así quiero abrazarte. Podré arder hasta morir. Pero mirame arder con una sonrisa.
-Pacman Jae Park
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— No se que hacer.
— Primero, deja de llorar.
Naruto siempre fue alguien demasiado expresivo, si estaba feliz, sonreía tan genuinamente, si estaba enojado su frente se arrugaba cual oruga y siempre trato de demostrar su molestia y tratar de arreglarlo, y si estaba triste lloraba. Muy sencillo. Probablemente era la persona más transparente que existía, no sentía vergüenza alguna de mostrarse tal y como era. Pero siempre siendo reteñido por una fuerza mayor. Su conciencia. Directamente era la sociedad, las personas, sus amigo, su familia, quien impedía total honestidad. Por eso, ahora se encontraba triste y confundido. Demasiado confundido con todo, sus ideales estaban siendo completamente derrumbados por cierto joven y la tristeza ante el miedo sólo empeoraba todo.
No creía que shikamaru se tomaba todos sus problemas de forma burlesca o no daba todo el mérito que conlleva todos sus actos, o mas bien, pensamientos. Pero no mentiría, sentía que sus problemas eran los más grandes de todos lo existentes y que probablemente sea el ser humano menos afortunado del mundo. ¿Estaba exagerando? Posiblemente. ¿Se ahogaba en un vaso de agua? Desde su vista no. ¿Quería olvidar todo lo que había estado pensando los últimos días ? En efecto.
Pero no podia hacerlo solo, no podía pensar con claridad en estos casos donde involucra a un azabache de orbes negros de por medio.
Tampoco negaría el sentimiento que tiene respecto a que para el, era una carga excesiva, tanto como para su escasa experiencia como para su ingenuidad abundante.
Debería buscar una solución, una rápida.
No podía dejar de sentir que todas sus acciones y pensamientos eran malos y repugnantes, como tampoco podía dejar de pensar en las palabras de su madre respecto ante aquellos sentimientos que invadían toda su mente a toda hora. El castigo que le espera eran tan grandes como el amor indebido que tenia.
Pero esa carga era más que solo una metafórica. — Tómalo con seriedad, ¿puedes?
Encogió sus hombros con su vaga mirada más tranquila de lo que aparentaba. — No soy de cursilerías o discursos motivacionales.
— Pero necesito que me ayudes, tal vez cursilerías y discursos sean buenos ahora.
— Bien, explícame lo que sientes entonces.
— Ah, no quiero decirlo tan explícitamente.
— Naruto.
— Bueno. Carraspeo y sorbo su nariz en un intento de recuperar su postura, haciendo que el otro muchacho le regalara una hermosa mueca de disgusto. — Creo que siento cosas por alguien indebido.
