Parte 1

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Esa mañana fue una como todas las demás. Bartolomé se levantó bostezando y fue al refrigerador a buscar una porción de pizza fría que había sobrado de la cena de la noche anterior. Al abrir la puerta notó que ya no estaba ahí: alguien le había ganado de mano.

-Emilio, te comiste las tres porciones que sobraron de anoche!!! No dejaste ni una sola para los demás. Egoísta muerto de hambre!!!!

-Eso te pasa por dormir más de la cuenta.  Igual deberías agradecerme. No querías bajar de peso? Bueno, al comerme todas las porciones que quedaban te hice un favor.

Alertado por los gritos de la discusión, el padre intervino.

-Bueno, calmate. Ni que fuera la última comida que nos quedara para el resto del día.

-Pero me tiene podrido que Emilio solo piense en él y nunca deje nada para los demás. Esas actitudes que tiene me dan mucha bronca.

-No te hubieras quedado durmiendo hasta las diez de la mañana, dormilón. Yo me desperté a las siete de la mañana para trabajar. Tengo que estar bien alimentado para poder rendir y hacer bien mi trabajo. Trabajo con el que pagamos las cuentas y la pizza que me comí...despues de todo la pagué yo....

- Otra vez echándome en cara que estoy sin trabajo- reaccionó Bartolomé- Donde querés que consiga?  Si con esta pandemia está todo cerrado, un montón de negocios y empresas cerraron o quebraron.

-Vos estabas sin trabajo antes de la pandemia, y vas a estar sin trabajo cuando esto se termine

- Basta, dejen de pelearse por estupideces - intervino la madre- Siempre peleas y discordias en esta casa!!!! Es por eso que mi hermano Ulises dejó de venir.  Porque quiere estar en paz y no escuchar gritos y discusiones por cualquier motivo.

-No es por las peleas entre ellos que el tío Ulises no viene- interrumpió de repente el padre-. Vos sabés muy bien que clase de persona es tu hermano. Se cree superior a nosotros. Siempre está hablando de la historia y como aquí esa vaina no le gusta a nadie, nos considera brutos ignorantes.

-Mi hermano habla de historia porque es su trabajo. Es historiador y profesor. Y no desprecia a nadie, sino mas bien lo que pasa es que las actitudes hostiles tuyas  hacia todo aquel que creés que es un "cerebrito" hizo que se terminara de alejar. En realidad vos te creés mejor  que él, por no haber terminado ni la secundaria y haber tenido dos camiones de fletes durante toda tu vida.

-No necesité estudiar para mantenerlos a todos ustedes. Y fui mas importante yo para el país con mis fletes y mudanzas, generando trabajo, prestando servicios y pagando impuestos; que lo que hizo él investigando historias viejas de mas cien o doscientos años, que no le importan a nadie...

-Que desprecio tenés por el conocimiento!!!- le espetó indignada su mujer.

-Yo aprecio el conocimiento útil, aquel que descubre como curar una enfermedad; o aquella persona que diseña una computadora mas rápida o mas potente, y que hace progresar a la humanidad pero....un tipo que anda buscando en documentos antiguos el nombre de los fundadores de la ciudad tal....qué beneficios saca el mundo de ahí? Deja de discutir mujer, y andá a preparar la comida que tu hijo tiene hambre y yo tambien. A ver si paramos de gritar y pelear por un momento en esta casa. Hoy almorzamos temprano.

La mujer tuvo un momento de indignación y ganas de mandarlos a todos al diablo. Que se cocinen ellos, o si no que se murieran de hambre. Mas cambió de idea, prendió el horno y empezó a sacar de la heladera trozos de carne y algunos huevos.

-Me voy a poner a cocinar -les dijo a su marido e hijos- Tal vez así, con la boca llena, no hablas tantas pavadas como las que estoy escuchando.

Nadie le contestó nada. El marido había encendido el televisor y estaban viendo todos un programa deportivo. Uno de los periodistas criticaba la decisión del técnico de River Plate de jugar con un solo delantero. Decía que el equipo perdía poder ofensivo. La señora pensó para sus adentros, que poder ofensivo como el de su esposo tenían pocas personas. Lástima que estaba demasiado viejo y gordo como para jugar en River Plate.




El regreso de los reptilianosWhere stories live. Discover now