Capítulo 1

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Voy camino a la sala de reuniones con mi asistente, tengo que tratar con mis socios el tema de la construcción del nuevo hotel, los incompetentes que habíamos contratado querían verme la cara de estúpido, pensaron que no me daría cuenta, siendo que llevo haciendo esto desde hace más de ocho años.

Entro y todo esta en silencio, están los cuatro hombres sentados buscando mostrarse imponentes y dominantes, me causan gracia, si supieran lo que en realidad es ser imponente y dominante, se darían cuenta lo ridículos que se ven. Bastaría con poner un espejo aquí en la sala, pero me ahorro ese trabajo.

—Buenas tardes señores– digo en lo que termino de cruzar la puerta. Tomo asiento en la cabecera y mi asistente en la silla contigua.

Todos se mantienen en silencio.

—Los he citado aquí, porque tuvimos algunos contratiempos con la construcción del nuevo hotel— Anuncio, esperando murmullos, pero todos siguen en silencio, saben cuanto odio que me interrumpan cuando estoy hablando, y más si es de algo tan importante—. La construcción se estaba demorando más de lo pactado hace algunos meses, así que lo supervisé; me di la tarea de viajar con la señorita Williams a cerciorarme personalmente de que todo estuviese marchando bien. Para mi sorpresa y desagrado, descubrí que los arquitectos que trabajaban en ello, ni siquiera estaban supervisando el trabajo de los obreros, además de que pensaban utilizar materiales de muy mala calidad y muy por debajo del presupuesto que se les dió. La falta de compromiso y profesionalismo fue de total desagrado para mí. De inmediato me encargué de despedirlos por su incompetencia y poner una demanda en su contra por incumplimiento de contrato– Finalizo. Enseguida el señor Miller levanta su mano, asiento para que hable.

—Esto me parece inaudito, ¿sabe cuanto dinero podríamos perder a causa de esos ineptos que lo que querían era aprovecharse de nuestro dinero? —dice molesto.

Aprieto los dientes. Jodida mierda con estos... Lo entiendo, joder que sí, pero no soporto el maldito tono altanero y estúpido que usa.

—Sí, Miller, estoy muy consciente de eso—mascullo, ojeándolosy poniéndome de pie para apoyar las manos en la mesa—¿Sabe por qué?—interrogo con voz autoritaria, no dejo que responda y continúo— Porque soy yo quien más dinero podría perder, aunque si eso le importa tanto, esta en su derecho de abandonar el proyecto de una vez. Prometo no demandar— sugiero con seriedad y cierto desdén colándose entre mis palabras.

Me daría igual si abandona el proyecto, tengo suficiente dinero, y en caso de cualquier problema hay muchos otros empresarios que quieren formar parte de esto. No necesito que un imbecil de estos se crean en el derecho de reclamarme algo o hablarme como le de la puta gana cuando ciertamente no fue culpa mía.

El asunto no fuese sucedido si tan solo Marcelo Sandoval fuese tenido disponibilidad con su constructora, es una de las mejores que conozco, y su dueño es buen amigo mío, aunque tenga meses sin saber de él más que lo que las noticias transmiten.

Y no es porque me crea un puto rey, es porque a veces me cansan las personas como él. Comprendo que sueno totalmente arrogante pero joder... Hoy no es un buen día.

—No he dicho eso, señor Torricelli— habla, tratando de remediarlo, mostrando una tranquilidad que hace unos momentos no tenía, creo que mis palabras tuvieron el efecto deseado.

—A mi parecer fue lo que quiso decir— asevero tajante. Ahora el señor Rizzo alza su mano, es el único socio italiano en este proyecto.

—Señor Torricelli, entonces ¿Qué haremos? ¿Cómo se manejara la situación? —inquiere, curioso y calmado.

—La señorita Williams les explicará todo.

—Bueno eso no es motivo de preocupación dado que, ya me encargué de contactar con arquitectos altamente capacitados. Inclusive, yo misma me hice cargo de pedir los materiales necesarios para la construcción del nuevo hotel, todos y cada uno son de la mejor calidad, porque para construir algo de buena calidad, se necesita eso desde los cimientos, no podemos darnos el lujo de perder teniendo todo para ganar— dice y todos asienten de acuerdo, me sorprendió, no sabía que ella se había hecho cargo de los pedidos de materiales. La realidad es que ella tiene acceso a las cuentas y al dinero de la empresa. Confío en ella lo suficiente como para dejar en sus manos eso. Quizá se le pasó decírmelo con tantas reuniones que he tenido toda esta semana.

Tentación italiana (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora