Capítulo 6 "Te reto a que las asesines"

522 50 6
                                    

Las chicas me miran con horror mientras retroceden a pasos lentos, luego, observan el cuerpo de la rubia sin vida.

Ellas lloran con desesperación, y están temblando a causa del miedo; de un momento a otro y sin decir una palabra, la pelirroja hala por la mano a la castaña, y ambas salen corriendo.

Sonrío de medio lado, y corro con rapidez, viendo como corren, escucho el latido de sus corazones. Sin previo aviso, quedo enfrente ellas causando que la pelirroja caiga al suelo, y su amiga la ayuda a ponerse de pie.

—No debieron hacer eso. —Finjo estar molesto, les enseño mi dedo índice y lo muevo de izquierda a derecha.

—No nos hagas nada, por favor. —Sollozan, hago una mueca de desagrado. Las mujeres siempre son así de chillonas. —Por favor, te lo suplico, déjanos ir. —Añaden entre llantos.

No puedo decir que me dan lástima porque no es así, lo único que quiero es beber hasta la última gota de sangre; y eso es lo que haré, y es mejor que sea rápido en vista de que Alex se molestaría si se llegase a enterar de lo que estoy haciendo.

—No tengas miedo, hermosa. —Me inclino hacia la pelirroja y la tomo por el brazo. —No te haré daño. 

—¿No me matarás? —Inquiere dudosa, asiento. —¿Entonces por qué asesinaste a Bianka? —Cuestiona con la voz quebrada.

—Tenía hambre, solo eso. —Puedo ver el miedo en sus ojos, su cuerpo se tensa cuando me acerco a ella, beso su cuello y paso mi lengua por su piel. Me separo de ella con una sonrisa victoriosa. —¿Cómo te llamas?

—Man..., Mandy. —Responde con la voz temblorosa.

—¿Y tu amiga? —Miro a la castaña que se encuentra de pie al lado de un árbol mirando a todos partes, niego divertido porque sé con exactitud que está buscando como escapar. —Yo que tú no lo haría. —Le advierto. Ella solloza y enseguida ruedo los ojos con fastidio.

—Se llama Candas. —Murmura Mandy.

Asiento sin mirarla, ¿Qué hago? No puedo dejarlas vivas, porque dirían lo que pasó. Agarro a Mandy y la coloco al lado de Candas. Ambas me miran sollozando, tienen los ojos enrojecidos e hinchados.

—Vamos a jugar. —Sonrío divertido, obteniendo una mirada de confusión por parte de ambas.

—¿Qué? —Pregunta Candas.

—Les voy a dar la oportunidad de escapar, si salen del bosque no las mataré. Pero si las alcanzo, las voy a torturar hasta dejarlas sin sangre. —Sus cuerpos se tensan, y puedo escuchar como la sangre corre con rapidez por sus venas.

—¿Quién nos garantiza a nosotras de que no nos vas a matar si logramos salir de aquí? —Pregunta Mandy con temor.

—Soy de palabra. —Me acerco a la chica y acaricio su mejilla, de inmediato su cuerpo se tensa y sollozos salen de sus labios. —Corre. —Murmuro, y muerdo suavemente el lóbulo de su oreja.

La chica toma la mano de la otra y comienzan a correr, me subo arriba de un árbol, las observo donde van corriendo como si sus vidas dependieran de ello. Aunque pensándolo bien, es así. Suelto una carcajada y logro ver que corren más rápido.

Me tiro del árbol y a mi velocidad sobrehumana quedo a pocos metros de ellas. Al cabo de un rato una de ellas cae al suelo de forma abrupta al tropezarse con una rama.

—¡Ayuda! —Grita la pelirroja, veo que la castaña se queda horrorizada mirándola en el suelo. —Ayúdame, Candas. —Solloza intentando ponerse de pie.

Candas  con cautela intenta acercarse a ella pero salgo de en medio de los arbustos, haciendo que su rostro pierda color. Su cuerpo queda inmóvil mientras me mira horrorizada, su respiración se encuentra acelerada, en vista de que su pecho sube y baja con irregularidad.

Deseo prohibido |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora