ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟙𝟚

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Ya había pasado una semana desde aquella vez que durmieron juntos, y Alex lo extrañaba pero le daba vergüenza decirle, así que solo de daba indirectas que para él eran obvias pero para Eduardo no.

Hubo dos días de la semana que Alex estaba fuera de su head space y el hombre más alto se daba cuenta de esto porque se ponía muy tímido desde la mañana, y no usaba su pañal en la noche, así que no era necesario que le diera de comer, pero se había dado cuenta también que le encantaba ser mimado,  o importaba en que estado estaba. Amaba los abrazos y apodos lindos. Pero hoy Alex era su bebé y aprovechó para llevarlo a algún lugar.

-cariño- dijo Eduardo acercándose a Alex.

-¿si papi?

-¿quieres que vayamos al parque, bebé?

-siii, ¿puedo llevar a fresa?- dijo abrazando al peluche con un puchero y ojos tiernos.

-si amor, si puedes. Te podré tú chamarra y vamos

-siiii

Salieron de la casa, y Eduardo subió a Alex en la parte trasera del auto poniéndolo en su silla con un cinturón.

-muy bien amor- le dio un beso en su pequeña nariz y se se dirigió a la parte delantera para manejar. Al llegar Eduardo acomodó la ropa de su bebé y lo tomó de la mano para caminar. Este parque no era tan visitado, las personas que iban eran de la tercera edad y solo era para alimentar patos o palomas que en realidad no eran muchas.

Llegaron a un pequeño lago, y se sentaron para comer un helado que Eduardo había comprado, era un tanto extravagante el pedido de Alex, pero el heladero hizo lo que pudo. No era tan fácil poner tantos sabores en un cono, y además balancearlos a la perfección para que no se cayera nada, la excusa de Alex era que tenía que compartir con fresa, ya que el peluche era muy glotón y si pedía poco, o le iba dejar nada. Enternecido por la excusa Eduardo le compró con gusto el capricho de su bebé.

-¿seguro que te vas a acabar todo eso pequeño?- dijo quitando el exceso de helado en la mejilla de Alex con su dedo pulgar.

-es que no todo es para mi, fresa me dijo que quería pero ya no quiere y yo tampoco, papi- dijo haciendo un puchero.

-está bien, está bien- sonrío- si ya no quieres lo voy a tirar yo, ¿si?- Alex asintió y le dió el cono con el helado derretido por todas partes.

Eduardo se levantó para ir a tirar el cono, y dejó a Alex en la banca. El más pequeño, se quedó hablando con fresa.

-¿porqué pediste más? Sabias que no te lo ibas a acabar- acercó a fresa a su oído para escuchar la respuesta -si, yo sé que se veían bien todos los sabores juntos, pero papi tuvo que ir a tirarlo por que no nos lo acabamos- se volvió a acercar al oso de peluche a la oreja -si, yo también quiero a papi, pero yo lo quiero más que tú- dijo riendo.

A lo lejos se encontraba una persona mirando a Alex de lejos, pero venía acompañada de alguien más. Alex al verlas se asustó y abrazó al peluche con fuerza, esperando con impaciencia a su papi. Apenas se había ido hace un minuto pero tenía miedo por esas sombras que sentía que lo observaban. Poco a poco se iban acercando más y más, hasta que vio mejor quienes eran.

Eduardo estaba de camino hacia Alex y llegó justo atrás de él pero había dos personas frente a él, con una expresión indescriptible, bueno, una de ellas tenía una expresión nula pero la otra era más bien de asombro.

Rápidamente tomó a Alex en sus brazos y lo acurrucó en su pecho, calmándolo por que vio que estaba temblando y tapándose los ojos.

-¿que pasa amor?, ¿estás bien?- instintivamente notó que Alex salió de su head space, por que se había bajado de su brazos y lo estaba abrazando con la cara hundida en su pecho, buscando más calor.

-no lo sé, se me acercaron- dijo Alex en un susurro.

-¿necesitan algo?- preguntó Eduardo amablemente a las dos mujeres que estaban en frente, las dos venían en ropa deportiva y se veían de 35 años o más.

-¿cómo se llama?- preguntó la mujer con la expresión sorprendida.

-no es por ser mal educado, pero lo asustaron, ¿podrían alejarse, por favor?

-solo te está preguntando su nombre, no le queríamos hacer nada- dijo la otra mujer. Que Eduardo decidió que le caía mal, ya que lo había dicho de una manera altanera y algo ruda.

-se llama Alex, ¿necesitan algo...- fue interrumpido por la mujer que se veía más joven, era rubia, con ojos que a simple vista se veían azules.

-¡¿ALEX?!

-Calma Ángela- dijo la otra mujer.





Bueno, creo que que ya saben quien es la mujer ¿no?. Si no saben ¿están seguros que han leído la historia?

Eso es todo por este capítulo, si te gustó vota ⭐️

~🥝

Ahora eres mi bebé |(ABDL) Onde histórias criam vida. Descubra agora