Capítulo 5

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Badili sin perder tiempo fue a la búsqueda de su amigo quien le había ayudado en el pasado.

-Ahora es mi turno de ayudarte, pero... ¿dónde estás? -pensaba sin saber dónde comenzar la búsqueda.

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Kion solo vagaba por el desconocido territorio de los leopardos, había grandes charcos de agua que ayudaban a Kion refrescarse.

-Hay mucha agua en los alrededores pero pocos animales. -pensaba mientras deambulaba. -El ciclo de la vida debe estar inestable en estos lugares.

Lo único que Kion lograba ver era planicie y más planicie hasta que llegó en un punto de esta en la que el pasto era bastante alto.

-Si voy por el pastizal podré cubrirme un poco del sol.

Sin dudar se empezó a acercar rápidamente para protegerse del abrumante sol. La tierra se sentía fría y húmeda como en las praderas trayéndole recuerdos al perdido león.

-Debo pasar desapercibido hasta que el calor sea menor.

Kion siguió su camino entre la hierba alta todo lo que podía. También era una buena forma de avanzar sin ser visto por nadie. Mientras caminaba se encontró con un olor familiar pero que no le daba confianza.

-Makucha... -susurraba al reconocer el olor. –Este debe de ser su territorio. Debo ser cauteloso.

Kion bajó la intensidad del paso para arrastrarse todavía más en la tierra. Prestaba atención a cada paso que daba para evitar pisar alguna rama y evitar hacer el más mínimo ruido. Incluso respiraba lentamente para que no se lo escuche. El más mínimo error podía hacer que lo encuentren.

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-Esperemos que Badili tenga éxito. –mencionaba Kiara nerviosa tratando de ocultar su hambre.

-Lo tendrá, solo tienes que ser paciente Kiara. –tranquilizaba Beshte.

-No te vez bien, ¿ocurre algo? –se percataba Ono al ver que Kiara no estaba preocupada.

-Estoy bien, agradezco que se preocupen... solo necesito estar a solas un poco.

-No es eso Kiara. –mencionaba el ave. –No es por Kion.

-Es solo que no he comido aún... eso es todo, pero estaré bien.

-Kiara, te traeré algo de comer, espera acá. –persuadió Fuli preocupada por el estado de la princesa.

Fuli se retiró antes de recibir una respuesta de Kiara.

-Es mejor que la esperes, no puedes estar sin comer. –mencionó Bunga.

-Tú tampoco has comido Bunga, ¿te recuerdo? –insinuó la leona.

-Comí algunos insectos mientras viajábamos. –se defendió el tejón.

-Kiara, estás preocupada por tu hermano, como nosotros, pero no puedes dejas tus necesidades básicas por eso. Si lo quieres ayudar, debes estar fuerte. –Habló Ono firmemente.

-Tienes razón Ono... –dijo la leona tras suspirar. -Solo espero que esté bien...

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Badili buscaba en todos los posibles lugares pero no tenía éxito. Revisó los lugares más concurridos, pero no veía nada.

-No está en la zona de agua, ni de las cebras... ¿dónde estará? –decía mientras giraba en círculos. –Los leones no están acostumbrados a estas temperaturas, se cansan muy rápido... creo que debería buscar en los pastizales.

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