Tears to shed

1.5K 109 27
                                    

Al llegar lo primero que hiciste fue empujarlo lo más lejos posible de tu persona con una gran molestia y dolor creciendo en tu pecho

-¡Me mentiste! Para volver con esa otra mujer -te cruzas de brazos mientas desvías tu rostro-

-¿Que acaso no lo entiendes? -te cuestiona tratando de ser paciente- tu eres la otra mujer -se acerca a ti con cautela-

-¡No! ¡Te casaste conmigo! -exclamaste ya un poco exaltada- ella es la otra mujer -señalas el techo mientras en tu rostro aparecía poco a poco un aire de tristeza y decepción, sin poder evitarlo más, te diste la media vuelta, cubristes tu rostro mientras comemzabas a sollozar, pues el dolor era tal, que te era imposible contener las lágrimas por más tiempo-

Un  carraspeo se escucha desde lo alto del podio, el rubio al verte romper en llanto extiendio su mano tratando de alcanzarte para reconfortante un poco, pues sabía que en parte aquello era culpa suya, pero Ia voz del anciano Fu le interrumpio

-Ella tiene razón -le menciona desde su lugar haciendo sentir aún mas culpable al joven-

-Yo creí que... -limpias tus lágrimas con el velo sobre tu cabello sin poder evitar sollozar- yo creí que todo iba muy bien -rompes en llanto de nuevo sin percatarte de que de un momento a otro, uno de tus ojos había salido volando cayendo asi en el suelo en donde rodo hasta topar con los pies del muchacho, quien aún angustiado por verte de aquel modo de inmediato lo levanto del suelo para poco a poco acercarse a ti

-Oye... -lo ve y limpia con su chaqueta- perdón, pero... -se lo extiende de manera cortes- esto no funcionará -menciona con obviedad-

-¿Por que no? -lo tomas de mala gana sin poder parar de sollozar- es por mi ojo, ¿no es así? -le cuestionas dolida sin poderle ver a la cara-

-¡No! tu ojo es... -te colocas aquel globo ocular en su lugar mientras el buscaba las palabras correctas- bello... -se da la vuelta al mismo tiempo que tu, está vez siendo él quien te da la espalda mientras tú buscas su mirada- mira, bajo otras circunstancias... -finalmente voltea para toparse cara a cara contigo- no se... Pero somos diferentes, quiero decir... tu estás muerta

-Eso debiste considerarlo antes de casarte conmigo -argumentas tratando de justificar tu pesar-

-¡Por que no entiendes que fue un error! -responde ya con poca paciencia y un tanto molesto por la situación- ¡jamás me casaría contigo!

Tu al escuchar tales palabras te sorprendiste mientras a su vez en tu pecho aumentaba aquel dolor que sentiste al verlos, te sentías engañada, triste, despreciada e incluso molesta contigo misma por ser tan ilusa al creer que tal vez se podía enamorar de ti sin importar tu condición. Bajaste la mirada sin poder argumentar nada más mientras él por su parte se daba cuenta del error que acababa de cometer, pues en un arranque de molestía, desesperación e impotencia, te había hecho sentir mal e incluso culpable por algo que ni tú misma te buscaste. Suspiraste pesadamente antes de abandonar aquel lugar a paso lento y con la mirada clavada en el suelo siendo observada en todo momento por el que a pesar de sus quejas, era tu arrepentido esposo.

Aunque algo dentro de él lo obligaba a tratar de detenerte, no se sintió con el valor moral de hacerlo, pues gracias a sus crueles palabras era que tú te encontrabas así, por lo cual solo atino a verte partir sin evitar sentir como aquel remordimiento dentro de él crecía cada vez más, se sentía el mayor idiota de todos los idiotas habidos y por haber

Cuando finalmente bajaste de aquella torre, te quitaste el velo, lo lanzaste sin importarte el lugar en donde cayera para enseguida tomar asiento en un féretro abierto el cual utilizaban como banca, obserbaste aquel ramo marchito en tus manos sin poder evitar descargar tu irá en él

El cadáver de la noviaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu