The Wending II

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Todos tomaron asiento en sus respectivos lugares mientras el rubio ya se encontraba de pie en el altar frente al anciano Fu quien sería el encargado de oficiar la ceremonia, todos estaban en espera de que la novia llegará para comenzar la boda y no paso mucho tiempo para que aquello pasará, pues la marcha nupcial de escuchó por toda la iglesia avisandole a todos los presentes que la esperada novia finalmente había llegado.

-¡Hace siglos que no asistía a una! -exclama uno de los "invitados"-

-¡Que emoción! -exclamó otra- creo que voy a llorar... -todos voltearon para verte entrar por fin al lugar, acción que imitó el rubio, pues se encontraba con la vista fija en el altar esperándote con paciencia tal y como la traición dictaba

Un par de esqueletos los cuales en su tiempo debieron de haber sido dos pequeños y tiernos niños, adornaron el pasillo que te llevaría hasta el altar con bellos pétalos frescos mientras tú caminabas tras ellos hasta donde tu futuro esposo te esperaba con una hermosa sonrisa llena de encantó y felicidad la cual apenas le habías conocido, mientras tanto el rubio quien pensaba en lo hermosa que te veías (a tu manera) no podía evitar abrir la boca de la emoción al ver cómo estaba cada vez más cerca de recibirte en el altar, de nuevo no sabía cómo, cuando o por qué, pero inesperadamente se encontraba disfrutando de aquella unión e incluso podría atreverse a decir que la estaba ansiando

El anciano Fu quien obserbaba todo desde su lugar, abrió la botella de veneno preparándose ya para la futura ceremonia

Adrien de nuevo parpadeo embelesado sin borrar aquella boba sonrisa, extendió cortésmente su mano hacia a ti para ayudarte a subir los escalones, quedando finalmente junto a él, lo viste tan feliz que no pudiste evitar contagiarte con esa felicidad, ambos se giraron hacia el altar sin soltar sus manos, acción que por un momento te sorprendió pues anteriormente el rubio se hubiera negado a si quiera tocar uno de tus dedos, pero ahora al verle tan cómodo con ello, te dejo bastante feliz

-Queridos mortales y difuntos... -comenzó a hablar el anciano- estamos reunidos hoy para unir a este hombre y a este cadáver en matrimonio...

La azabache quien apenas llegaba a la puerta de la iglesia, ahogó un leve grito de sorpresa al ver a su antiguo prometido frente al altar dispuesto a casarse contigo, un cadáver del cual hace a penas unas horas trataba de huir

-¿Adrien...? -fue lo único que atino a decir con dolor al ver cómo probablemente lo perdería, siendo callada al instante por uno de los esqueletos que obserbaba con emoción la ceremonia-

La chica al ver esto llevo una de sus manos hasta su boca guardando silencio sin poder salir aún de su impresión

-Ahora los votos -menciona el anciano- el mortal primero -le señala con cortesía-

El rubio giro 90° sobre su mismo lugar al igual que tú para poder quedar frente a ti, tomo tu mano con una sutil sonrisa en sus labios, jamás se había sentido tan seguro en toda su vida al tomar una decisión de esa magnitud, cosa que era de extrañarse pues cualquiera en su lugar ya estaría temblando de miedo, y no es como que en el pasado no lo haya hecho, pero aún creía que nadie en su sano juicio accedería a casarse con un cadáver como ahora mismo estaba a punto de hacer él y peor aún, nadie lo disfrutaría tanto como comenzaba a disfrutarlo él, pensaba que tal vez algo no estaba bien en su cabeza, que tal vez la visita al mundo de los no vivos lo había afectado más de lo que creía, pero eso a estás alturas ya no le importaba, se sentía feliz, seguro de si mismo y con un cálido sentimiento creciendo dentro de su pecho cada vez que veía tu sonrisa, la cual desde el inicio le había parecido hermosa

-Con está mano -eleva su mano derecha con seguridad mientras continuaba sus votos sin titubear- yo sostendré tus anhelos -toma la copa- tu copa nunca estará vacia, por qué yo seré tu vino -te sonríe ante la atenta mirada del anciano quien los veía con ternura-

El cadáver de la noviaWhere stories live. Discover now