Ambos se conocen, se dan cuánta que juntos pueden luchar y dejar el pasado atrás, sin embargo, ellos tienen más en común de lo que imaginan... Nada es casualidad.
Melissa y Julio están por conocer hasta donde son capaces de soportar.
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Amor a primera vista...
O, ¿puede que sea atracción a primera vista?.
Es lo primero que pensé la última vez que lo ví, aquella noche en la que se marchó sin darme alguna explicación. Dije que la próxima vez que lo vería podía hacerle frente, pero ahora...
—¡CORRE! —vocifero al borde del pánico aquel hombre arrodillado frente a ese monstruo.
Quiero correr como se me ha ordenado, sin embargo, mis pies han hechado raíces.
—Dejala, ella no tiene nada que ver —dijo con radia el de la mirada fría.
—Te equivocas, ella está más que involucrada —ese monstruo los miro con superioridad y se dirigió a mí con paso lento, saco su arma y me apunto—. Anda princesa, dile a estos inútiles quien los traicionó.
—Cállate —menciono con una tranquilidad bien fingida que no yo me la creo, ya que los nervios y el miedo me invaden cada vez más.
—Dilo —repite una vez cortando cartucho—, o... él morirá. ¡Vayan por él¡. —Ordenó y los gorilas no dudaron en hacerle caso.
Los tres arrodillados no desviaban la vista de mí, cada uno peor que el otro, siento como su odio va aumentando y no los culpo...
En momento en que lo ví entrar mi alma quiso salir de mi cuerpo, sentí como sudaba frío y cuando sus ojos chocaron con los míos. ahí mismo quise morir.
—Dejalo, dejalo, dejalo —empeze a decir una y otra vez, rogando e intentado llegar a él—, dejalo. Él no, lo prometiste. Juraste que no le harías daño... —pronuncie al borde del llanto y quise ir corriendo a abrazarlo, solo que el arma en mi cabeza me lo impedía.
—Jamás confíes en nadie princesa.
Y con eso, el sonido de un disparo resonó en la gran bodega, los hombres arrodillados cayeron al suelo...
Los gorilas en un acto sorpresivo cargaron al mounstro y se lo llevaron en un intento estúpido de protegerlo
Observé con impotencia como tomaron del brazo al amor de mí vida y se lo volvieron a llevar por el mismo lugar, sus ojitos me miraron como si me recordarán y los ví cristalizarse no solo quería llorar sino también ví terror en ellos...
Mi alma sangraba al verlo en ese estado.
Nada sería igual a partir de éste momento, la guerra que creía terminada hace tiempo empezó de nuevo.
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