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Desde aquella madrugada en la que Melissa y su hermano salieron a conversar ya había pasado una semana entera, en dónde el estrés postraumático se apoderaba cada día más de la joven, solo falta algo para que su cabeza terminará por estallar y ese ...

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Desde aquella madrugada en la que Melissa y su hermano salieron a conversar ya había pasado una semana entera, en dónde el estrés postraumático se apoderaba cada día más de la joven, solo falta algo para que su cabeza terminará por estallar y ese algo llegaría en cuestión de tiempo.

Recuerda exactamente lo que su hermano de dijo: "-Necesito que te apegues al plan."

Sí, solo tenía que esperar, pero había algo en ella que le decía todo lo contrario, sentía que tenía que apresurar las cosas, algo no andaba bien y su propio hermano lo sabía.

-¿Sam, y los progenitores?.

-No lo sé, se supone que tendrían que haber llegado hace un rato. -contestó preocupa
do.

-¿Ellos sabes acerca de él? -quiso saber Melissa observando por la ventana.

-No.

En eso la camioneta de sus padres junto a un par de autos estacionaron frente a la resistencia. -Ya llegaron, me voy a mi habitación...

-Pequeña sabes que puedes quedarte -propuso Sam, viendo como Melissa se iba con la cabeza gacha, él quería adelantar todos y llevarse a su hermana lejos pero era algo que no podía hacer así a la ligera.

Ese mismo día por la noche Ross salió de su casa preocupada, su amiga no se había comunicado con ella y como siempre temía por su vida.

Al llegar a la residencia los guardias no la dejaban entrar y eso hizo que su mente viajará a mil por segundo imaginando un sinfín de escenarios terribles.

-Me dejan pasar o, haré que les quiten el trabajo a ambos -amenazo sacando su teléfono para llamarle a su tío.

-Señorita Ross, son órdenes de... -no dejo ni que terminara la frase, puesto que ya se imaginaba de quien venía la orden.

-¿De Aysha? -ambos guardaespaldas asintieron. -Entiendo. Llamaré a Sam.

Advirtió mientras se alejó para poder marcar el número, sonó el primer timbre y al segundo...

-Ross, ¿que pasa, estás bien? -fue lo primero que dijo y su voz se escuchaba un poco alterada, a la chica le sorprendía como ese hombre podía vivir con tanta preocupación.

-Los guardias no me dan acceso -del otro lado de la línea se quedó en silencio a Ross se le hizo extraño que separo el aparato de su oreja para verificar y casi le da algo, Sam le había colocado.

-Señorita Ross puede pasar -dijo uno de los gorilas, la chica con una sonrisa triunfante paso de lado sin antes dar las gracias.

Ya en la puerta la estaba esperando Sam. -Ella está en su habitación -fue lo primero que mencionó el joven y sin esperarlo Ross se acercó a él para abrazarlo y plantarle un beso.

Esos pequeños gestos eran los que hacían dudar a Sam, él sentía que la chica solo quería jugar, ya que había veces en que las señales no eran tan claras en algunas ocasiones lo trataba como si fueran novios y otras lo ignoraba como si nada, era un juego de toma y jala entre ambos.
Por el momento dejo de pensar tanto, la tomo de las cadera para pegarla más a su cuerpo y seguirle el beso.

-Sam...-musito con la voz agitada.

-Ehm..., ve.

Ross con el ritmo cardíaco más tranquilo siguió su paso, al llegar al tercer piso abrió la ya tan conocida puerta.

-Meli, ¿estás bien?.

-Hola. -La joven estaba acostada es su cama cubiertas de pies a cabeza.

-¿Que pasó?, Trate de comunicarme toda la tarde.

-Solo... No tengo ganas.

Ross por su parte fue al armario por una sábana extra, ya sabía que cuando Melissa entraba en crisis no tenía que alejarse.

A la mañana siguiente ambas chicas salieron temprano de la residencia, Ross tenía que ir a sus clases mientras Melissa tenía que ir por un material que la perfecta de había pedido.

El resto de la mañana solo se dedico a construir la maqueta sobre el sistema nervioso, sabía que su maestra tendía preguntas al respecto.

La profesora si bien apenas entró la empezó a bombardear con preguntas la cuáles ningúna pudo responder, así que decidió que la profesora hablara sola.

-Señorita Ponce ponga atención -golpeo su libro en el escritorio.

-De verdad quiero entender porqué tengo que estudiar tanto, si al final..., la comandante hará lo que se le pegue la gana -respondió desganada-. Disculpe, yo necesito estar sola, -estaba por levantarse cuando ella hablo.

-Señorita, permítame darle una observación. No sé que tipo de plan cruel tiene su madre y no sé con qué motivo la tienen oculta, únicamente sé que es injusto que la obliguen a hacer algo que no quiere. Una joven hermosa en su plenitud debe transmitir: felicidad, alegría, paz, pero yo solamente veo; tristeza, dolor, aflicción, luto. Algo poco común en personas que lo tienen todo, prácticamente es usted una princesa.

»Si algo la tiene atada tiene que averiguar cómo lograr salir de la incertidumbre. Señorita Ponce, usted es una de las que logro salir con vida aquella ocasión, así que no puede ser tan difícil.

La confección de la maestra la tomo por sorpresa, se supone que nadie tenía conocimiento de eso.

-¿No se a preguntado por qué, sus clases no son tan comunes? -volvio a decir, al ver que la joven no dejaba de mirarla.

Ahora que lo pensaba, tenía razón, aquella maestra no era como las ordinarias que solo enseñaban historia, matemáticas o español. Ella se podía compar con una de esas profesoras del internado.

 Ella se podía compar con una de esas profesoras del internado

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*Multimedia: Sam 🤭

LOST AND FOUND 1: Noches Oscuras ®Where stories live. Discover now