Amapola roja

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Disclaimer: Los personajes de BNHA no me pertenecen, en cambio la historia es de mi autoría.

Advertencia: Contenido sexual explícito.

Nota: Cada capitulo tiene por título el nombre de una flor, estas estarán presentes en la historia, ya sea de forma concreta o implícitamente. Al finalizar la week habrá una pequeña sorpresa.

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Día 5: Doble penetración

Ochako trató de concentrarse en su profesor de anatomía quien este les explicaba la función de los pares craneales a la clase; su mente estaba divagando más de lo usual aquella mañana pero se esforzó en no girar su cabeza y mirar a la esquina trasera del salón.

Agradecía en cierta parte que se ubicaba en la penúltima fila al lado de la ventana para no recibir la reprimenda de su profesor por no prestar atención a la clase pero era inevitable concentrarse al sentir aquella mirada rojiza en su cuello; se relamió los labios incómoda y atenta pero no pasó nada durante los siguientes treinta minutos así que se obligó a relajarse y centrarse en lo que fuera que estuviera hablando su profesor.

Tomó los primeros apuntes del día, al fin su concentración estaba volviendo y sonrió entusiasta mientras su mano seguía escribiendo, alternando colores en sus apuntes para motivarla en su estudio para los futuros días.

Un escalofrío seguido de un cosquilleo desde el interior de su vagina provocaron que hiciera una raya gigantesca en su cuaderno y algunos de sus lápices salieron volando hasta el suelo.

Mierda.

Sintió las miradas de sus compañeros puestas en ella y un sonrojo avergonzado cubrió desde su rostro hasta sus orejas.

Apretó sus labios en una mueca mientras trataba de reprimir que un gemido saliera de su boca pero la intensidad de aquella vibración desde su interior iba en aumento, provocando que sus músculos se tensaran.

—¿Uraraka? — preguntó su maestro con confusión luego de ver el desastre que había dejado con sus lápices esparcidos por el suelo.

—Hn...¿si? — trató de articular palabra pero era casi imposible cuando las oleadas de placer la albergaban.

Su rostro estaba ardiendo y trataba de no retorcerse en aquella silla bajo la atenta mirada de sus compañeros; intentó cruzarse de piernas pero la sensación fue mucho más placentera y sólo pudo dejar que un poco de aire se escapara de sus labios.

Se quería morir de la vergüenza.

—¿Te encuentras bien? — preguntó nuevamente el maestro.

Un silencio inundó el salón y ella sólo atinó a asentir efusivamente con su cabeza; sentía como le faltaba el aire mientras las vibraciones enviaban descargas de placer en todo su cuerpo.

—S...sí.— logró articular y algunos de sus compañeros dejaron escapar una risita.

En cualquier momento un gemido saldría de sus labios y necesitaba mantener la compostura frente a la clase pero era imposible; mientras sus manos temblaban levemente y su respiración se aceleraba, trató de recoger los lápices desparramados en el suelo mientras su profesor asentía y continuaba con la clase.

Los siguientes segundos para ella fueron una tortura exquisita; nuevamente aumentó la intensidad de la vibración y podía sentir su propia humedad en su ropa interior, llevó su mano hasta su boca para cubrir el suspiro que salía de sus labios y el calor de su rostro se expandió rápidamente por todo su cuerpo.

Para tí, todo un jardín (Kacchako) Finalizada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora