Era un vampiro, por el amor acongojado,
viviendo entre criaturas atadas a su cruz.
Ni en mil años se había enamorado,
mas de un bello mortal, lo atrajo con su luz.
Su amor me alimentó de forma desenfrenada
y transformó sus torpes palabras en ternura...
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Aun entre tinieblas estaba en silencio el vampiro.
Aclamando por su ausencia, lo llamaba a cada momento.
Los días pasaban, no logrando conciliar el sueño.
Con llanto en sus ojos, lloraba por su amor.💜
Al derramar soledad y oscuridad en su alma.
Estando todo el tiempo, encerrado en esa habitación muerta como un fúnebre.
Aclamando por saber, si lo extrañaba aun.
Hasta que un día, el conde pensando en el dolor que aun le provocaban sus heridas, logró visitarlo estando en el suelo sin querer moverse, estando inmóvil, no queriendo saber de nada aún...
—Se que estas molesto conmigo, por el castigo que te impuse, pero debes comprender, que sólo quiero lo mejor para ti, hijo piensa bien en tu futuro, porque eres heredero a ser el próximo rey de las tinieblas—no tomando importancia ante sus palabras, se rebeló de nuevo ante su padre...
—Tu no quieres lo mejor para mí, tu quieres obligarme a un matrimonio que no deseo, imponiendome tu voluntad, ahora solo te digo, que no podré casarme sin amor—el conde dejo que reaccionara al estar en malas condiciones que no le hacían pensar lógicamente...
—Te dejaré tranquilo por el momento, recuperate y después hablamos—al estar serio, la sonrisa no regresaba a sus labios.
El inmortal había perdido la ilusión de sentirse amado.
Una ilusión que llenará su felicidad.
Solo su ángel podía invadir su alegria y entre tanta oscuridad sin salida se dejaba invadir.
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Su ángel era la luz que necesitaba para sentirse vivo de nuevo...
