Destinados a ser [Julinn ☾ soulmates au]

la sala || uno

Quinn y Julien se encontraban dormidos, en distintas partes de la ciudad.

Conrad anotó sus nombres en la hoja y la dejó sobre la mesa.

—Aquí están los últimos, jefe —comentó—. Perdón por la demora, pero estos chicos no querían encontrarse. No sabe todo lo que tuve que hacer.

—Estos son los elegidos —dijo su jefe, vio los nombres una vez más y asintió.

—¿Los elegidos? ¿Está seguro? Eso no ha sucedido en años, señor.

—Por eso mismo, Conrad. Son ellos los siguientes. En unos minutos llegarán, así que prepara todo para empezar —ordenó. Entonces el hombre solo asintió y preparó el lugar para sus invitados.

Todo era extraño si se veía desde afuera, pero Conrad y su jefe habían visto tantas cosas, que no les parecía raro lo que estaba sucediendo.

Almas gemelas iban y venían, unas se quedaban y otras se separaban, todo dependía de ellos.

Los dijes de Quinn y Julien empezaron a fulgurar de tal forma que, si hubiesen estado despiertos, tendrían el mismo panorama de la luz que tenían las patrullas policiales. 

Brillaban mucho más que su propio futuro.

Entonces los dijes los llevaron hacia Conrad y el jefe. 

El panorama mostraba las camas de ellos vacías, como si no se hubiesen recostado a dormir horas antes.

Quinn fue la primera en llegar, ella solía controlar sus sueños, así que le pareció extraño pasar de aquella piscina en medio del campo, a una oficina blanca que solo llevaba un cartel que decía «la sala»

—¿En qué clase de sueño me metí? —susurró mirando alrededor.

—Cuando lo sepas, me lo dices —contestó Julien caminando hasta donde estaba ella, entonces le hizo pegar un susto.

—¡Julien, me asustaste!

—Perdón, ¿qué hacemos aquí? ¿Estás en mi sueño?

—No, tú estás en mi sueño —respondió Quinn de forma rápida.

—No entiendo nada de lo que está pasando, Quinn. Este es mi sueño —dijo Julien.

Entonces Conrad apareció, y ambos se asustaron porque lo conocían.

—¡¡Tú!! —gritaron al mismo tiempo mientras lo señalaban.

—Hola, chicos. Bienvenidos a la sala. Lamento haberlos presionado antes, pero necesitaba que se conozcan para que lleguen al día de hoy. Ahora me puedo presentar. Mi nombre es Conrad, algunos creen que me llamo cupido. Pero ese es de otra historia. ¿Ustedes me ven utilizando un tonto pañal? No entiendo por qué me dibujan así. —Rodó los ojos—. En fin, que esto no es un sueño. O sea, sí, pero no.

—No entiendo nada —repitió Julien.

—Yo tampoco —contestó Quinn.

—Siéntense, les voy a explicar qué es lo que está sucediendo —habló Conrad, era un señor amable, y eso era lo que a Julien le daba más desconfianza. Había lidiado con mucha gente así durante toda su vida.

Ambos se sentaron.

—Bueno, entonces, cupido que no usa pañal. Cuéntanos qué está pasando —pidió Julien, Quinn le golpeó un poco el brazo para que se calle.

—Esta va a ser una noche larga —resopló el pobre Conrad.

Ava me hizo prometer que no subiría LMA en la madrugada, pero no dijo nada de Destinados a ser. 

Buenas noches <3