Capítulo 2

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A la mañana siguiente Kirishima se levantó temprano para ir al ministerio con el señor Bakugo. No quería despertar a sus amigos así que salió de puntillas de la habitación.

En la cocina le esperaban los padres de Katsuki. Masaru tomaba un café tranquilamente mientras Mitsuki hacía un poco de té.

—Kirishima querido, no pensé que te ibas a despertar tan temprano... Vamos siéntate, te prepararé el desayuno.

—No hace falta, pudo hacerlo . —Quiso ofrecerse, pero la mujer negó con una sonrisa e hizo que se sentase, comenzando a calentar un poco de leche.

—No debes estar nervioso, lo harás bien Kirishima. Eres inocente, el consejo sabrá ver eso. —Masaru le calmó, pasando la página del periódico. De nuevo la primera plana era de Kirishima, llamándole mentiroso.

El pelirrojo esperó a que Mitsuki terminara de hacer el desayuno, y le dio las gracias cuando se lo llevó a la mesa.

Comenzaba a poner un poco nervioso, pero el señor Bakugo tenía razón, era totalmente inocente. Y por suerte tendría la oportunidad de explicarse y de decir por qué usó magia delante de su primo.

Comió en completo silencio, ya que era temprano y no tenía muchas ganas de entablar una conversación con nadie. Tan solo se repetía en su cabeza lo que diría en el Ministerio.

Esperó a que el señor Bakugo le dijese que era hora, y los dos salieron discretamente de la casa. Los demás seguían durmiendo, algo normal porque era muy temprano.

Caminaron hasta el metro de Londres. Kirishima veía cómo Masaru miraba todo lo que había allí completamente maravillado. Era de entender, después de todo él no estaba acostumbrado a los transportes muggles.

Le ayudó a pasar el billete y se fijó bien en la línea que debían tomar para que no se montasen en el tren incorrecto. Sólo sabía que iban al centro y ya, el señor Bakugo no le había contado nada.

No preguntó durante el trayecto, hasta que el adulto le dijo que debían bajarse ya.

—Mitsuki me dijo que ésta era la parada correcta, sin duda esos cacharros muggles son muy útiles. Vamos Kirishima, es casi la hora.

Salieron del metro y caminaron unos minutos hasta llegar a una cabina telefónica. Eijirou se extrañó un poco de que parasen allí, y miró a su alrededor, notando que estaban solos en la calle

—Es la entrada para visitantes, nunca la había utilizado pero es mejor que vayamos por aquí.

Le indicó que entrase junto a él y marcó un número. De inmediato la cabina comenzó a bajar como un ascensor, lo que hizo que por instinto Kirishima se agarrase a una de las paredes sorprendido.

No tardaron mucho en aparecer en medio del ministerio. Kirishima notó que allí la gente parecía continuamente estresada, como todos los adultos en general, y arrugó la nariz. Él no quería convertirse en un hombre amargado.

—Vamos, el ascensor está por ahí. Una vez lleguemos estarás solo Kirishima, yo no puedo pasar a la sala donde te espera el consejo.

Entraron en el ascensor junto a otras personas, entre ellas Sasaki, que le dijo algo a Masaru en el oído.

Éste asintió pero no dijo nada, y esperó a que bajaran todos del ascensor. Eijirou sentía mucha curiosidad pero no quería preguntarle porque tenía un presentimiento de que era confidencial.

Al llegar a un cruce de pasillos, Kirishima vio al fondo a algunas personas hablando. Al fijarse bien notó que eran Setsuno Monoma y los Kaminari, que al verle se fueron de allí de inmediato.

Eijirou Kirishima y la Orden del FénixWhere stories live. Discover now