Capítulo 3

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El resto de las semanas del verano pasaron volando. En ese tiempo no salieron nunca de la casa por orden de los adultos; alguien podía estar buscando a Kirishima y no deseaban arriesgar la vida del chico. De todas formas, no les hizo falta en ningún momento ya que consiguieron la manera de entretenerse.

Pasaban las mañanas en su cuarto jugando a algunos juegos mágicos que Bakugo había llevado de su casa; y por las tardes mientras los adultos hablaban en la cocina ellos se quedaban en el salón con los gemelos, que estaban probando artículos de broma.

Mitsuki siempre les acababa regañando porque los chicos usaban sus bromas en los adultos, pero a ellos les daba igual lo que su tía dijese.

El día de partir por fin a Hogwarts, Kirishima se levantó desganado. Habían pasado toda la noche despiertos jugando y ahora no tenía fuerzas para salir de la cama. Claro que sus amigos fueron tan amables como para despertarle.

—¿Era necesario tirarme junto al colchón? —Kirishima miraba a sus amigos con una vendita en su nariz, porque ahora la tenía ligeramente hinchada.

—Tienes el sueño muy profundo bro —Kaminari tomaba sus cereales tranquilo, mientras Mina reía disimuladamente.

—Pero esa no era razón para tirarme, me hice daño.

—Niños ya, no debéis llegar tarde al tren, hay que salir pronto de aquí. La estación está algo alejada, por si acaso os acompañarán Rumi y Fourth —Mitsuki llegó a la cocina y les entregó sus libros.

Los Bakugo habían salido hacía unos días a comprar todo el material escolar necesario para todos los chicos por razones obvias. Por suerte no necesitaron comprar muchos libros nuevos, tan solo el de Defensa Contra las Artes Oscuras y el de Cuidado de Criaturas Mágicas.

—Ahora será mejor que os preparéis, Fourth no es de mucha paciencia.

Los cinco asintieron, subiendo a su habitación. Mina se fue al baño a cambiarse y los cuatro chicos se vistieron allí. Después de cinco años les daba igual verse los unos a los otros porque en el castillo dormían juntos.

Kirishima aprovechó como siempre ese pequeño momento en el que Bakugo se quitaba la camiseta para mirarle disimuladamente. Kaminari le había enseñado el curso anterior a hacerlo y la verdad le merecía la pena.

Sin duda su amigo había entrenado mucho para jugar bien al quidditch, y tenía un cuerpo bien formado pero sin pasarse. Algo que a Eijirou le parecía muy atractivo.

Sin embargo, desvió la vista y terminó de vestirse. A veces se sentía un acosador por hacer eso, pero Kaminari le había restado importancia; por eso a veces lo hacía, solo a veces.

—Eijirou, ¿podemos hablar un segundo? —Yamada abrió la puerta del cuarto donde los chicos estaban esperando para irse, y el joven asintió.

Los dos fueron a una pequeña salita, y Hizashi sacó algo de su bolsillo. Kirishima notó que era una vieja fotografía, en la que había muchas personas.

—Nos hicimos esta foto cuando nos unimos a la Orden del Fénix original... —sonrió con nostalgia, y le mostró la fotografía. A las primeras personas que reconoció fueron a sus padres—. Hay muchas personas que ya no están con nosotros... Ellos bueno, no sé si los conocías. Son Enji y Rei Todoroki —señaló a una pareja. El hombre rodeaba a su esposa con su brazo sonriendo levemente, mientras ella sostenía una mirada cansada—. Eran grandes personas, sin duda.

—¿Están muertos?

—No, pero sí están irreconocibles. Himiko Toga y Shigaraki Tomura, ellos dos los torturaron. No sé si conoces los detalles, pero... Dos niños podían ser los elegidos, y All for One no quería fallos.

Eijirou Kirishima y la Orden del FénixWhere stories live. Discover now