Delight // kenhina

01. Tan solo una noche

Sus palabras se volvieron realidad en escasos minutos, alzó su mano llamando la atención del mesero y sin titubear pidió un trago más fuerte que un simple vino tinto.

En verdad disfrutaba como el líquido color oro quemaba en su garganta y su fuerte olor que hacia doler la cabeza, ansiaba entorpecer pronto sus cinco sentidos para vaciar su mente y sobre todo sacar algo de confianza que tenía escondida por algún lado de su ser; era extraño o quizás más normal de lo que él pensaba, pero estar ebrio sacaba un lado de sí mismo más confiado y atrevido. Kenma deseaba ser así todos los días de su maldita existencia.

El se consideraba un manojo de nervios dispersos.

Muy nervioso para su gusto, darle vueltas al asunto era uno de sus hábitos que no podía evitar aunque quisiera y sobre analizar de más las cosas, no podía evitarlo. También odiaba que los comentarios ajenos dieran vueltas en su mente, era una estupidez, no lo admitía porque nadie pensaría algo así de el; pero si le importaba que mierda saliera de las bocas de las personas sí se referían a su persona, era vulnerable al escuchar su apellido por alguien que no fuera uno de sus amigos, le hacía sudar frío y sentir unas repulsivas ganas de vomitar por los nervios. Intentaba cambiar su desagradable forma de ser, pero por mucho que quisiera cambiar era inútil, ya tenía veintitrés años.

Se espanto cuando sintió como las piernas del pelirrojo descansaban sobre las suyas, parpadeo repetidamente y acercó su mano para apartarlo, aunque quedó en medio de la acción porque tan sólo al rozar la piel bronceada con las puntas de sus dedos sintió un calor abrazador e hizo un sobreesfuerzo gigante, para llenar sus pulmones de aire y dejar caer su mano sobre uno de los muslos.

Carajo, es tan suave que llega a ser tentador, dijo en sus adentros.

-Si quieres algo, no dudes en pedirlo -hablo vagamente para distraerse, aunque se retracto casi de inmediato, el claramente hablaba de algo para beber. Eso había sonado con doble intención.

Con una velocidad que hasta el se sorprendió, lleno el vaso de cristal casi al tope de whisky y obligó a su garganta a tomarlo de forma rápida.

Había sido un shot muy grande, su garganta ardía, hasta su cuerpo lo amenazó con devolver el líquido y eso sería una terrible situación, se mantuvo fuerte frente a su acompañante que lo miraba atento con sus orbes color almendra.

-Creo que nos estamos empezando a comprender... empiezas a decir cosas interesantes para mi gusto -acerco uno de sus finas manos a la mejilla derecha del mayor y la acarició con delicadeza.

Kozume arrugó la frente por culpa de la bebida, se sentía patético ya que sentía como todos los grados de alcohol se iban a su cabeza, aunque no se permitió pasar de desapercibido el lindo rostro del chico que le hacía compañía, que estaba cerca del suyo y era capaz de ver cada pequeño detalle de este; tenía diminutas pecas esparcidas por sus mejillas, sus pestañas eras largas y Dios santo. Le presto una atención indebida a los labios contrarios, eran carnosos aunque si algo pequeños y eran de un tierno color rosa, todo bien hasta que noto el brillo labial que estaba corrido.

¿Había mencionado que era muy perfeccionista y que no podía pasar detalles por alto, por muy pequeños que fueran? quizás no, pero era así.

No lo pensó por mucho tiempo y se sintió orgulloso de sí mismo, su dedo tembloroso se acercó a las comisuras de los labios rosas y con lentitud limpio ese espeso líquido que podía jurar que olía a fresas, todo bien hasta ahí, tan solo pudo haberse apartado luego de eso y limpiar su dedo con una servilleta. Ese no fue el caso, sintió algo húmedo en su pulgar, fue momentáneo, fueron quizás unos dos segundos si lo pensaba bien; no era ni más ni menos que la lengua del pelirrojo que le había lamido como si de un gatito se tratara.
Quedó congelado al sentir ese tacto tan caluroso y húmedo, se le quedó mirando, para Hinata ese fue una obvia oportunidad para seguir provocando a su cliente.