Capitulo 3

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-Hola señorita – la saludo Alexandra cuándo Laura entro a su apartamento un viernes por la noche, casi ocho días de la visita de Alexandra a casa de Laura.

-Hola – respondió Laura sonriendo y rodeando la cintura de la grácil mujer que beso apasionadamente en los labios – te extrañe – dijo susurrando estás palabras en los labios de Alexandra.

-Yo más.

-No más que yo – dijo dándole otro beso en el cuál delineó los labios de Alexandra con la lengua, haciendo que Alexandra se excitara de inmediato, cada que se besaban era imposible que su cuerpo no reaccionara a lo que la cercanía de Laura le provocaba.

-Deja de hacer eso, no me beses así – se quejó Alexandra jadeando con voz ronca.

-¿No te gusta? – pregunto Laura maliciosa con una mirada ardiente - ¿Por qué no quieres que te bese así?

-Claro que me gusta – dijo con entusiasmo – pero haces que me emocioné demasiado y luego paras sin más – Laura sonrió divertida - ¡no te burles!

-Es que tan rápido quieres llevarme a la cama.

-Es solo que me encantas y mi carne es débil, además llevamos dos meses si no mal lo recuerdo.

-Llevas muy bien la fecha – y se acercó para darle otro beso a Alexandra quien colgó sus brazos alrededor del cuello de Laura y se dejó caer hacia tras en el sofá para disfrutar del beso, luego fueron sus piernas las que se enredaron en la cintura de Laura quien se alejo despacio de Alexandra – te quiero, me gustas y no negare que me pasa lo mismo que a ti, pero……  –  Alex le dio un beso fugaz haciéndola callar – sabes que necesito confiar ciegamente en ti.

-¿Aún no crees en mi? – le pregunto mirándola a los ojos.

-Creo, pero necesito hacerlo hasta con los ojos cerrados.

-¿Crees que piensas que tengo alguna enfermedad de transmisión sexual? – le pregunto con cierta diversión – vamos pregúntame, sé clara conmigo por favor. Yo sé que tú no has estado con nadie y respeto eso, te respetaré y me aguantaré hasta que tú estés lista.

-Sabes que te quiero Alexandra Vanhard – dijo acariciándole los cabellos cortos de su cabello revuelto ahora por los intensos besos – pero no quiero ser portadora de enfermedades de transmisión sexual y tampoco quiero que el amor sea excusa para solo sexo, ahora todo es demasiado frívolo y yo no quiero eso, yo quiero amor, amar de verdad a alguien.

-Me gusta lo que dices.

-Pero un día no resistiré y caeré en la corriente.

-Lo sé, pero aún no me preguntas.

-¿Tienes algo por ahí?

-No. Afortunadamente soy un mujer sana y solo tuve una pareja sexual que fue mi ex, no tuve aventuras con nadie, si es lo que pensabas. Pero disfruto del sexo en solitario a veces y últimamente eres tú en quién pienso cuando lo hago – la cara de Laura se puso roja como un tómate, mientras Alexandra sonreía con maldad descaradamente en su cara – deberías de ver tu cara.

-Te burlas de mí – dijo Laura indignada – ya veras pequeña sucia – y le comenzó a hacer cosquillas.

     Las semanas fueron pasando rápidamente, Alexandra visitaba a menudo los fines de semana la casa de Laura, se sentía cómoda en esa casa y sus suegros la recibían bien, era su nueva familia, además de que ya había conocido a Claudia y Pablo, en si ya convivía más con ellos y sus amigos se alegraban por ella, el otoño estaba llegando casi a su fin y los árboles estaban casi desnudos, sus hojas se las había llevado el viento y Alexandra estaba a punto de tirar las ropas de Laura por primera vez así como el otoño se había deshecho de las hojas de los árboles.

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