Capitulo 4

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-¿No piensas comer? – le pregunto Alan a Alexandra una tarde del viernes en la que todos se acordaron de ver en su apartamento - ¿quieres morir de hambre?

-Estoy comiendo – mintió Alexandra con la cabeza escondida entre sus brazos.

-Estas mintiendo – le dijo Cintia – ¡mírate! Estas más flaca que hace dos semanas.

-Vamos Alex – dijo Enrique – no te puedes rendir tan fácil.

       Alexandra no habló solo los escucho y a pesar de que ellos eran su familia, en esta ocasión y en ese momento no se sentía con ganas de seguir adelante, estaba deprimida, lo sabía mejor que todos ellos y no podía salir de la miseria en la que ella misma se obligaba a permanecer, pero les haría caso porqué podía ver en sus rostros la preocupación genuina hacia ella y tras escucharlos, Cintia la llevo a sentar en la mesa de su comedor e dónde todos la acompañaron, Cintia le sirvió un plato de pasta ya que sabía que era una de sus comidas favoritas, Alexandra les sonrió sin poder contener algunas lágrimas y se dispuso a comer, luego los demás también decidieron acompañarla. Tras ese día todos sus amigos se turnaron para llevarle algo de comer por la tarde y así fue durante un mes hasta que Alexandra les dijo que ya era suficiente o terminarían aburriendo y fastidiando a su familia con el desacarreo de alimentos para ella, pero a pesar de sus méritos en tratar de que Alexandra recuperará algo de pesó, eso no sucedió, Alex parecía no engordar un poco, pero por lo menos ya no tenía ojeras tan pronunciadas y no había vuelto a beber alcohol, ya que cada día trataba de forzarse a no pensar en Laura, pero le era muy difícil no extrañarla cada día y cada noche durmiendo a su lado en su cama.

      Pasado poco más de dos meses de su separación con Laura, Alexandra enfermo de gripe, era la peor gripe que le había dado en toda su vida, le daba fiebre por las tardes luego de volver de dar clases, también le dio tos y a pesar de haber tomado, pastillas, jarabes y demás que le recetó el médico nada parecía curarla y ya llevaba semanas casi completando un mes con esos malestares, de nuevo tenía ojeras y se veía cansada e incluso parecía verse más mayor, para colmo de sus males comenzaron aparecer llagas en su boca y su órgano reproductor femenino, esto le hizo preocuparse sobre manera, sabía que eso era una consecuencia de haber tenido relaciones sexuales sin protección, ahora se sentía peor y con mucho miedo ya que también observó que antes de esas llagas, los ganglios de sus axilas se habían inflamado de una manera extraña y sin encontrar explicación de el porque sucedía eso.

-¿Qué pasa Alex? – le pregunto Cintia cuando llegó en el lugar que Alexandra la había citado.

-Necesito que me acompañes al doctor.

-¿Qué te pasa? – le pregunto Cintia al verle con rostro preocupada.

-Creo que he contraído una enfermedad de transmisión sexual – dijo con a penas voz.

-¡Por Dios Alex! ¿no usaste protección?

-No – dijo con pesar y Cintia no le quedó más remedio que abrazarla – ¡soy estúpida! ¡una gran estúpida!

-Tranquila Alex, espera a ver qué te dice el doctor.

      Con todo lo que le dijo Alexandra al doctor este la miró con cierta severidad y le dijo que a pesar de que fuera lesbiana o heterosexual, siempre tenían que usar protección, luego de esto le dijo que parecían síntomas de VIH, pero que no quería adelantarse por esa razón le mando hacer la prueba de Elisa para salir de dudas, sin duda esto dejó perpleja a Alexandra y a Cintia, sobre todo a la primera que no prestó mucha atención a lo que él médico le siguió diciendo, su mundo de por sí oscurecido estaba por fin ya en penumbras en ese instante, para su suerte Cintia la saco de su trance y la hizo moverse, tomar la orden médica que le ordenó el Galeno, despedirse de él para después salir y pagar la consulta. Cintia guío a su amiga hasta su apartamento, le preocupaba verla como un zombi, no lloraba, no parecía estar en la tierra, parecía estar pérdida dentro de sus pensamientos, al llegar solo se sentó en el sofá y siguió en silencio por mucho tiempo tanto que Cintia sintió ganas de sacudirla, pero Alexandra salió de nuevo a flote antes de que Cintia hiciera aquello.

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