SILENCE / Ruel Van Dijk (Terminada)

XX

XX. Mi verdad.
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Eider Evenson

Dos meses después.

En este tiempo Antje y yo nos hemos vuelto muy cercanas.

— ¿Entonces no sabías que los Van Dijk no son los verdaderos padres de Ruel? — Inquiere Antje.
— No, pero... ¿Entonces quienes son sus padres biológicos?
— ¿Has oído los rumores?
— Claro que sí, es como si fuese una leyenda, pero no creo en eso. — Reviso la hora que marca el gran reloj de la biblioteca para no llegar tarde a clase.
— Pues deberías creer, son más que ciertos. — Antje habla muy convencida.
— ¿Y tú como sabes que es verdad?
— No preguntes, solo lo sé.
— Claro Ant. — Hablo con ironía. — Pero vamos a clase, ¿Si?, Es tarde.
— ¡No puede ser! — La voz de una chica nos hace sobresaltarnos. Los gritos comienzan a alarmarnos y salimos de inmediato a ver qué sucede.

Me quedo estática al ver el cuerpo de una chica en el suelo, quién al parecer cayó del tercer piso. La sangre está por todos lados, siento las piernas temblar, mi corazón va demasiado rápido, todo se mueve a mi al rededor y el temor de apodera de mí.
— ¡Nadie se acerque! — El director aparece y se acerca al cuerpo sin vida.

El hombre empieza a revisar el cuerpo con mucho cuidado de no tocar nada.
— Hay una nota. — La toma y comienza a leer. — "¿Psicópata? No, psociopata. Pero tranquilos, mentí cuando dije que mi amigo es el demonio, yo lo soy."

Si hace un momento estaba entrando en shock, ahora estoy entrando en pánico.
Comienzo a buscar a Ruel con la Miranda entre tanta multitud, pero a pesar de su gran altura no lo veo por ningún lado y sé lo que significa.
— El lo hizo. — emito un pequeño susurro, pero Antje logra escucharme.
— ¿Hablas de Ruel?
Asiento, porque no soy capaz de hacer nada más.
— Eider, ¿Estás bien? — En mucho tiempo Francisco se vuelve dirijir a mí.
No habíamos cruzado palabra desde la clase en qué comenzó a decir cosas que me obligaron a salir del aula.
— Eider, si conocieras mi verdad ahora mismo estarías huyendo. — No respondí a la pregunta de Francisco, pero tampoco pude evitar prestar atención a la confesión de Antje.
— ¿Que dices? — Dirijo mi mirada hacia ella esperando una respuesta, pero por su expresión temo escucharla.
— N- no es un buen momento para hablar. — Su voz tiembla y es entendible porque todos aquí estamos igual.

Trato de restarle importancia y dejar el tema para otro momento.

[...]

A todos los estudiantes nos enviaron a casa, no era posible investigar lo sucedido con todos los alumnos en el instituto. No fuí a casa porque mis padres harían preguntas y justo ahora no me encuentro bien en ningún sentido.