Laberynth: Atrapado en Mis Sentimientos / A Stolitzø Fanfic

1. Tratos Demoníacos.

*Narra Blitzø:

    –No estoy preocupado por él, de ninguna manera–anuncié, lo suficientemente alto para que me escucharan. –Sólo estoy mencionando... Que es un poco extraño, nada más–.

   Moxxie arqueó una ceja en mi dirección, molesto.

    –Claro, señor. Cómo no... –.

    Si acaso estás leyendo esto y te estás preguntando qué es lo que sucedió, pues ni yo lo sé. Todo lo que sé es que fui la noche anterior a la mansión del privilegiado hijo de puta que es Stolas, le entregué el libro tal y como me lo ordenó, me ofrecí a ser su perra por una noche (como también me ordenó, el hijo de su madre) y desperté completa y llanamente solo en su lujosa habitación. Uno creería que es la mar de bendiciones despertar sin un búho demoníaco fetichista que lo acose, pero la verdad... Para mí fue extraño. Desde luego, mil veces preferible a estar con él, pero sin duda... Extraño. O, más bien, sospechoso.

     En todas las ocasiones que me acostado con Stolas (oh, fueron más de una, lo sé), yo siempre fui el que se levantó primero. Ya sea porque Stolas es un búho y sus hábitos son nocturnos o porque su maldita vida privilegiada no le exigía levantarse temprano, él siempre estaba allí, durmiendo, hasta que yo me escapaba por la ventana. Y en el raro caso de que se hubiera levantado temprano... ¡Bueno! Stolas siempre se quedaba conmigo hasta que despertaba... porque "estaba solito" y esas mierdas.

    Ni una sola vez me había dejado solo, ni siquiera cuando tenía cosas realmente importantes que hacer...

     Fue realmente extraño despertar y que sus criados me dijeran "Mylord Stolas salió por un asunto urgente que requiere de su atención. Se disculpa sinceramente con usted, y le desea lo mejor".

     –¡ ...Pero, otra vez, aclaro que NO estoy preocupado por él!– aclaré. Y era la verdad. Los asuntos de Stolas me importaban un pimiento; lo único que se sentía herido era mi orgullo. ¡Es decir! No muchos imp pueden presumir que un goetia los considere tan importantes como para postergar sus asuntos con los mortales, ¿cierto?

     –¡Nadie sugirió nada de eso, "señor"!–masculló Moxxie, abriendo los brazos y mirándome con exasperación. –¡Tampoco entiendo exactamente por qué hablamos de esto! Usted le dió el libro a Su Excelencia, y Su Excelencia... –.

     –Si lo conocieras como yo, Moxxie–interrumpí, mirándome las uñas sin mucho interés. – ... No llamarías a Stolas "Su Excelencia", eso te lo aseguro–.

     Moxxie carraspeó violentamente. Yo le sonreí. Estoy 100% seguro de que entendió a qué me refería...

    –¡E-e... EL PUNTO ES...!–chilló, algo sonrojado ante los demás. Loona se rió y Millie le tomó el brazo para animarlo. –¡Se supone que esta reunión era para discutir nuestra situación actual... !–. Moxxie tomó aire, algo reconfortado por la caricia de su esposa, y continuó: –Hasta que Su Exc... Hasta que Stolas no considere apropiado devolver el libro, no podremos ir al Mundo Humano–.

     –Soy plenamente consciente de ello, Moxxie. Pero me dijo que sólo lo necesitaría esta noche y la siguiente... Dijo que podríamos quedárnoslo el resto del tiempo–. Me levanté de mi silla y caminé un poco por la oficina, murmurando entre dientes. –Y si ése pajarraco quiere que me acueste con él otra vez, me lo devolverá–.

    Loona soltó un bufido.

    –Hum... Yo no quiero meterme... Pero hablan como si el libro fuera suyo–mencionó, con un tono fastidiado. Millie asintió.