"Nuestro amor es y siempre ha sido un laberinto.
Nos hemos perdido en él, como
inocentes y dulces niños.
Vueltas y vueltas, de placer y sinsabores.
Nos embriagamos, y olvidamos dónde quedaba la salida...
¡Oh, Bli...
Rojo resplandeciente; como un estallido de furia. Luna, luna llena; preciosa y divina... Fuego del Infierno, rojo como la sangre.
Rojo, rojo, rojo. Rojo como las pieles de los imps en los Círculos más bajos de la sociedad.
Rojo, como la piel de aquel al que amas...
De pronto, todo se detiene. La criatura que eres se alza con un grito de angustia y rabia, arañándose el rostro con sus garras. El rojo se desvanece; el cuerpo del imp cae inmóvil. No te atreves a mirar lo que le has hecho, ¿eh? También estás inmóvil, como un maldito cobarde, tapándote el rostro con las manos y esperando que eso cambie algo. Estás llorando, llorando como un imbécil... Llorando por un imbécil.
Pero eso no te importa. Sabes que has tratado con todas tus fuerzas de no lastimarlo, y eso no puede ser malo. Aunque a veces él también se lo merezca...
No. No te crees eso. Tú eres el único culpable en todo esto, tú eres el auténtico monstruo. Extrañamente, eso te hace sentir mejor. Estás casi seguro, pero necesitas verlo para comprobarlo, así que abres tus dedos con cuidado y observas.
Blitzø o lo que solía serlo permanece frente a ti, tirado en el suelo como una muñeca rota. Respiras hondo. No está... tan mal. Externamente, se ve bien; no está convertido en piedra como esperabas y parece ser que el mayor daño es sólo un pequeño desmayo. Sin embargo, sabes que nada que se involucre con tus deberes con el Grimorium puede reducirse a un simple desmayo. Te acercas; Blitz suspira suavemente, como si estuviera dormido. Algo en tu corazón se rompe y sientes que lentamente regresas a la normalidad. Blitzy está bien, sólo es un conjuro menor... Blitz está bien.
Y yo también siento que puedo empezar a estarlo.
Lo tomé con suavidad, levantándolo con cuidado por si había alguna fractura que no notara a simple vista. Tal parece que no. Está intacto, durmiendo en mis brazos como un pequeño gatito demoníaco. Yo suspiré. No puedo asegurar que mi poder no haya afectado su mente, pero por el momento lo dejo estar. Me alegro tanto de que no esté muerto...
–¿Qué demonio es ése...?–.
Doy un respingo al oír la voz, pero no me doy vuelta. Mis manos se aferran a Blitzy con más fuerza.
–Nadie, Maestro. Sólo un imp que debió colarse por el portal, nada más–.
–Creí que tenías órdenes de eliminar a quien se entrometiera...–.
–A cualquiera que representara una amenaza–corrijo, adquiriendo una extraña seguridad. –Creáme; éste no nos causará problemas, se lo aseguro–.
–Él tal vez no, pero no estoy muy seguro de ti–.
La voz suspiró.
–Ignoraste una orden bastante directa, señor Demonio... –.
–No volverá a ocurrir–.
Me doy vuelta lentamente. En mis brazos, Blitzy suspira, y mis ojos resplandecen con un brillo amarillo.
–No te olvides de nuestro pequeño acuerdo, Maestro. Si yo cumplo tus deseos... Tú también deberás cumplir los míos–.
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