O4

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Y así transcurrieron los días, que se convirtieron en semanas, a punto de cumplir el mes.

Era un día normal, según el psíquico. Uno donde estaba en la cama de Kaidou, recibiendo su cariño. Pero no esperaba para nada las palabras que soltó de repente.

–¿Sabes, Sai? Últimamente noto a mi compañero Saiki más distanciado de nosotros... Y eso me preocupa. ¿Qué tal si ya no quiere ser nuestro amigo? Él es muy importante para mí... –relató triste mientras suspiraba.

No le había tomado importancia a eso hasta que lo mencionó y se detuvo a pensarlo. Era cierto, después de la escuela, ya no iba a comer ramen con ellos, ni aceptaba cualquier otra salida. Se estaba concentrando más en sus sentimientos y en complacer a Kaidou.

Yare yare.

¿Crees que deba decirle? –¿decir qué? –Aunque temo arruinar todo. Después de todo, no soy la gran cosa. –suspiró tembloroso, con lágrimas amenazando en salir de sus ojos. –No merezco ser algo más para él.

Kusuo algo extrañado, se apegó más a Kaidou, en un intento de tranquilizarlo. Lamió uno de los dedos del chico, una parte que no estaba vendada. Para su sorpresa, no se había quitado los vendajes. Quizás lo olvidó. Pensó.

Se quedó un rato más, hasta que era momento de irse. Shun lo miró decepcionado. Hoy estaba notoriamente triste, más de lo normal.

Le costaba admitirlo, pero no quería verlo así.

[...]

Al día siguiente, Kaidou se notaba desanimado otra vez. Saiki no podía adivinar por qué. Tenía puesto aquél anillo que le bloqueaba saber los pensamientos de los demás. Pero quería respetar el lugar seguro de sus amigos.

Se sentía ansioso, estaba pensando mucho. Todo el tema de transformarse e ir a donde Shun le resultaba agotador. Realmente estaba exhausto, de sus sentimientos, sus poderes, su alrededor. Pero no podía echarse para atrás. O bueno, en realidad sí podía, pero no quería. Le había costado mucho aceptar sus sentimientos como para tirar la toalla.

La tarde llegó, donde el chico de cabellos celestes estaba en su casa, esperando la compañía felina.

Vio cómo el gato se acercaba con lentitud, parecía agotado, pues un largo bostezo salió de su boca felina. ¿Quizás muchas aventuras gatunas los últimos días?
Llegó hasta la ventana y pasó a la habitación sin más.

Kaidou le dio de comer, al terminar, él se dirigió a su cama a acostarse y el gato lo siguió. Pasando por encima de él para acostarse del lado de la pared, tomando una posición cómoda para dormir sin preocupaciones.

Saiki sabía que se estaba arriesgando demasiado al hacer tal cosa. Se estaba dejando influenciar demasiado por sus sentimientos, sin pensarlo mucho. ¿Estaba mal lo que estaba haciendo? Su corazón le decía que no, pero su mente le decía que sí.

Ver al animal dormir a su lado, le transmitía tranquilidad. Su cuerpo estaba tan relajado, de repente dando temblores gracias a la fase profunda del sueño. Sí que estaba cansado, no se imaginaba qué pudo haber estado haciendo, no se veía del tipo que se metía en peleas o urgaba en la basura.

Suspiró. En fin, él también iba a dormir una siesta. La tarea podía esperar. O no.

Gatito, gatito. [Saiki x Kaido]Where stories live. Discover now