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Yo... puedo sentir calor, ¿calor? Pero se supone que estaba sellada. Esto es...

—Mm... — no sólo el calor, siento las partes de mi cuerpo también, ¿puedo moverme? Mis ojos están pesados, pero puedo abrirlos.

Mis párpados se mueven lentamente hacia arriba, permitiendo que mis ojos por fin sientan el aire de alrededor. Mi vista es borrosa, aún cuando ya tengo ambos ojos abiertos. Intento mover mi brazo derecho, aunque siento que apenas tengo fuerza para parpadear.

¿En serio soy libre? Tengo la sensación de haber tenido un sueño antes de despertar, pero no puedo recordar mucho. La forma de cómo salir del sello vino a mi cabeza, ¿quién era?

Yo, ¿dónde estoy? Ni siquiera recuerdo el lugar donde fui sellada, pero esto parece, ¿un templo? ¿Este cuerpo ha estado aquí por todos estos años? Escucho un ruido. Vuelvo a mi intento de mover mi cuerpo, pero este sigue sin responderme bien.

Parece que por ahora tendré que descansar, este cuerpo humano es...

Muy frágil.

—¿Oh? ¿Estás despierta? — ¿Qué? ¿Quién es ahora? Dirijo mi ojos a la dirección donde proviene la voz y veo una silueta, debe ser por el hecho que está contra la luz y mi vista continúa borrosa.

—Tú... ¿quién eres? — esas palabras salen de mí de forma débil, pausada y voz ronca. Siento mi garganta súper seca, arde.

—Traeré agua para que bebas — me quedo sin habla y no respondo, tampoco es que quiera hacerlo de todos modos. A los segundos vuelvo a ver la silueta que se había ido y esta se acerca a mí con algo en mano —Aquí, abre la boca — ni siquiera me dio a elegir, simplemente abrió mi boca y echó de a poco el líquido. Toso un poco, ya que me atragante al dar el último trago.

—... Más... — ya que esta siendo amable que lo haga bien, puedo beber todo un lago en este momento. La escena se repite y la persona desconocida sale y vuelve a la habitación donde me encontraba.

Cuando bebo todo el agua que considero necesaria para dejar de sentir mi espacio bucal incómodo, fijo mi mirada en la extraña, la cuál supuse era mujer por la voz.

—¿Dónde estamos, vieja? — pregunto sin animo. No es que no me importe, de igual forma no puedo moverme para hacer algo.

—El templo Aoi Hono — ah, nunca he escuchado de él. Cómo sea, no soy una gran conocedora de templos humanos. Ante mi silencio la contraria parece extrañarse por mi indiferencia ─¿No recuerdas este lugar?

—¿Te parece que sí?

─Eres bastante brusca con tus respuestas, jovencita ─ vieja, acabo de despertar después de más de quién sabe cuántos años con ardor y dolor de garganta, mala visión y cero movilidad con una anciana extraña hablándome de la nada, ¿tienes derecho a quejarte siquiera?

─¿En qué año estamos? ¿Sabes quién soy? ─ la última vez que pude ver el mundo humano aún sellada fue en el año 1913, no me apuré en contar los años en oscuridad después.

─En este espacio no existe el tiempo ─ ¿Qué? ¿Qué dice ésta? ¿No existe el tiempo?

─Oye, no estoy para bromas, sé seria ─ suelto con tono más animado y molesto.

─Apenas puedes hablar, descansa un rato ─ la miro levantarse e irse tras decir eso. ¡Los humanos son tan maleducados, en serio! ¿Era tan difícil responderme lo que quería?

Bueno, no es que esté equivocada, pero podría descansar en paz si supiera mi situación.

Con un chasquido de lengua vuelvo a cerrar los ojos en un intento de volver a la inconsciencia con indignación.

Los humanos... son débiles.

[En otro lugar]

─Hmm...

─Satoru, ¿qué sucede? ─ el hombre de piel morena y lentes oscuros cuestiona a quien se encuentra sentado frente a él con tono serio ante la continua emisión de sonidos que consideraba molestos por parte del hombre con venda.

─No, es que acabo tener un presentimiento ─ con los costados de sus labios alzados en una sonrisa responde con su típico tono seguro y juguetón el de claro cabello.

─¿Una maldición de grado especial?

─Mm, me pregunto, ¿quién sabe? ─ suelta con despreocupación. Su semblante cambia luego de unos segundos para cambiar de tono ─¿Qué hay de Suguro Geto?

─Sabemos que está reuniendo más maldiciones de grado 1 y especial ─ el director de la escuela de hechicería metropolitana de Tokyo reposa sus codos en sus piernas, inclinando su torso hacia adelante con sus manos juntas.

─Con tantas maldiciones de grado alto apareciendo no puedo concentrarme sólo en su búsqueda, y los peces gordos cada vez parecen estar más irritados. En serio es un fastidio ─ aunque su forma suelta de hablar no lo demostraba, quería golpear algo, quería destruir lo más cercano a él en ese momento.

¿El más fuerte? Qué broma.

[El próximo día]

Mi consciencia se está aclarando de a poco. Estoy despierta, pero aún no abro mis ojos, no encuentro la necesidad si de todas formas no puedo ver ni lo que tengo enfrente. Escucho el mismo sonido de ayer, como un golpeteo, huele bien.

─¿Continuarás haciéndote la dormida o comerás? ─ ¡¿Qué te cuesta mencionar que llegaste anciana?! ¡Casi me matas del susto!

─¿Cómo sabes que estaba despierta? ─ por fin abro mis ojos que siguen sin funcionar bien y la dirijo a la vieja esta.

─¿Quién crees que ha cuidado tu cuerpo todos estos años de tu sueño profundo? Tu respiración te delata.

─Entonces, no eres humana ─ quedamos en un silencio prolongado tras mi comentario. Ella sale y vuelve a la habitación con un plato hondo en mano para luego arrodillarse a mi lado. Al ver sus intenciones rápidamente la detengo ─Oye, vieja. Puedo estar lo más demacrada posible, pero nunca lo suficiente para que me alimenten estando despierta. Dame esa cuchara.

Sí, apenas puedo moverme, pero mi orgullo impide esta humillación. Con la poca fuerza que no tengo, logro sentarme en el futon y arrebato la cuchara de la mano de la anciana de mala gana.

─Le falta sal ─ estaba bueno, delicioso, sin embargo nunca lo admitiría en voz alta.

─Veo que estás excelente si puedes criticar mi comida, pequeña salvaje ─ aún sin yo terminar la comida ella se retira por la salida de la habitación.

Y así pasó una semana. Ya puedo moverme bien y mi vista se aclara cada día más, claro que sigo sin ver muy bien. Ahora voy de camino al baño del templo y para eso necesito pasar por la parte exterior, la cual me quedo admirando por unos momentos.

Un bosque azul, pero sin nieve o hielo. Al contrario de esto, había pequeñas fogatas de fuego azul por los alrededores de este, los árboles y demás plantas parecían brillar reflejando la Luna, ya que siempre era de noche.

Dejo el paisaje de lado y continúo mi camino por el corredor.

─Oye, vieja. ¿De quién es esta expansión de territorio donde estamos? ─ cuando llego al baño me encuentro con la anciana limpiando, así que pregunto.

─¿Ni siquiera preguntas si es mía?

─Eso es porque no creo que una bruja decrépita como tú pueda hacer algo así ─ alzo los hombros desviando mi mirada con burla.

Esta doña no es una maldición, pero no parece humana tampoco. Además, la energía que emana este territorio no viene de ella, pero tampoco puedo rastrear su origen.

─Está muerta.

─¿Qué?

─La persona que creó este territorio está muerta.

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Momento en la historia que nadie sabe ni p*ta idea que está pasando lmao.

Agradecimientos a mi beta Nubecita_Rebelde

ʜᴜᴍᴀɴ ||ɢᴏᴊᴏ sᴀᴛᴏʀᴜ x ᴏᴄ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora