Aproximadamente dos millones de personas transcurren en un año el aeropuerto de Londres, siempre soñé ser parte de esos dos millones, y por fin pude ser parte de ellos. Pero, en vez de tener una linda recibida de la hermosa ciudad de mis sueños, el...
El musical en el que Tom participó de niño se llama... "Billy Elliot".
Felicidades @nazly0394 haz ganado la dedicatoria de este capítulo. Gracias por el apoyo en la historia y espero que te guste el capítulo 😘😘
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Cuando Nat salió de la cafetería y luego empezó a caminar hacia la escuela de Elliot, no dejó de jugar con su nuevo anillo en su dedo, nerviosa por lo que iba a pasar en tan solo unos minutos.
No sabía cómo Tom había llegado tan rápido a la escuela de su hermano, pero, en cuanto lo vio, fingió querer retroceder, pero, el chico corrió hacía su encuentro y se lo impidió.
— ¿Cómo llegaste tan rápido? — Nat le preguntó a Tom y él frunció el ceño al escuchar esa pregunta.
— ¿Realmente importa?
— No, la verdad, no lo hace. — Quiso sonreír, pero, recordó que la estaban vigilando de cerca y no lo hizo. — Empecemos a caminar hacía el parque, no quiero que Elliot nos vea.
— ¿No va a sospechar algo cuando no te vea esperándolo? — Tom preguntó preocupado por el hermano de la chica.
— No lo hará, sabe que me tiene que esperar. — Nat suspiró y bajó la cabeza. — Vamos.
Tom asintió y la agarró del brazo para empezar a llevarla al parque que Patricia y Nina le habían indicado mientras lo llevaban a ese lugar. Nat intentó buscar a los perros guardianes que Jeremy contrató para que la siguieran y frunció el ceño al verlos hablando por teléfono mientras no le quitaban la vista de encima.
— Has cambiado. — Tom comentó para sacarla de sus pensamientos y la chica lo miró con el ceño fruncido. — Digo, todavía puedo ver a la Nat que conocí, pero, has cambiado, puedo notarlo.
— Es imposible no hacerlo luego de todo lo que he vivido. — La chica susurró mirando al suelo. — Ya no soy la misma chica de la que te enamoraste.
— No, no lo eres. — Nat apretó los labios al escucharlo. — Llegamos, ven. — La llevó a una de las bancas que había en el lugar y Nat se sentó con sus piernas temblorosas. — Puede que no seas la misma Nat que conocí, pero, eso no quiere decir que ya no te ame.