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SE ENCONTRABA EN UN PRECIOSO CAMPO lleno de flores con colores y tamaños distintos. Corría y reía mientras el viento se estampaba contra su cara. Tenía diez años, un número especial para ella, aunque no por nada en concreto.
━━━ ¡Athenea, vuelve aquí! ━━━exclamaba su padre, quien la perseguía con una amplia sonrisa.
━━━ ¡Píllame si puedes! ━━━respondió ella corriendo más y más rápido.
Lamentablemente, su vestido amarillo era demasiado largo, aún sujetándoselo con una mano, tropezó con él y cayó de cara al suelo.
Las carcajadas de Caspian se podrían escuchar hasta en el castillo.
━━━Cariño, ¿estás bien? ━━━preguntó Alexander llegando a ella y cogiéndola por los hombros. La castaña abrió los ojos, notaba una punzada de dolor en la frente y un líquido caer por ella. Alzó la mirada hacia su padre, pero el sol era tan cegador que no podía verle el rostro━━━ ¡Athenea, Athenea, Athenea! ━━━por cada mención de su nombre, los gritos se volvían más intensos y demandantes, también, la voz se volvía diferente.
Cogió una bocanada de aire y abrió los ojos.
━━━Nea, ¿estás bien? ━━━preguntó alguien a su lado.
Era de noche, la poca luz de la luna entraba por las ventanas cerradas. Se llevó la mano a la cabeza, le dolía como el demonio.
━━━Athenea, no tenemos tiempo ━━━habló esta vez Cornelius.
━━━ ¿Qué hacéis en mi cuarto? ━━━preguntó la chica soñolienta, bostezando a mitad de frase.
━━━Os lo explicaré por el camino, vamos ━━━respondió el adulto antes de girarse hacia el armario abierto y desaparecer tras él.