P de Por fin

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La casa estaba llena de niños en ese momento, el reloj en la muñeca de Remus marcaba las dos de la tarde. Había pasado la mayor parte del día en su dormitorio, no trataba de esquivar a nadie, simplemente tenía cosas que hacer. Sirius, que hasta ese momento tenía un humor tan cambiante como el de un adolescente deseaba enterarse de todo lo que había pasado entre Tonks y su amigo. Buscó en la biblioteca, pero solo encontró a Hermione y a Ginny hablando en voz baja de algún tema que a Sirius no le importaba. Si Remus no estaba en la biblioteca, solo podía estar en su cuarto.

Había una especie de confianza que tienes con esas personas que conoces desde hace mucho, esa confianza que te permite no tocar más que para avisar que pasarás. Cuando Sirius entró a la habitación tuvo una ola de recuerdos que hizo que su mal humor se esfumara. Remus estaba sentado en posición de caballero, frente a lo que debían ser periódicos muggles (porque ninguno se movía), estudia todos con el ceño levemente fruncido.

Remus tenía la costumbre de tomar su varita como si fuera una pluma o lapicero, era algo inusual y Ojoloco lo había regañado cada vez que lo veía, pero a Sirius le recordó sus años de estudiante.

-¿Qué estás haciendo, Lunático?
-Estudiando -diji sin levantar la mirada de los periódicos.
-Repite -dijo Sirius parándose trás él.
-Estudio, el fútbol muggle, papá lo veía pero nunca logré entender mucho, a Ted le gusta y no quiero pasar el ridículo.
-¿Y estás estudiando? Patético.
-¡Silencio!
-Espera, ¿tú vas a ver a Ted?

Sirius movió su varita y todos los periódicos volaron ordenados a la cama, ignorando olímpicamente la mirada mal geniuda de Remus se sentó junto a él abrazando sus rodillas.

-Sí.
-¡Tienes que empezar a hablar! ¿Ustedes?
-No pasó nada de lo que tu mente puede estar imaginando. Ni siquiera un beso si te soy honesto -esos último vino acompañado de una nota de decepción-. Le dije que tenía sentimientos por ella...
-¿Y qué te dijo?
-Déjame terminar, Canuto. Me dijo que ella también lo hace, nos abrazamos por lo que pudo ser toda la noche o cinco segundos y no hablamos más, no dijimos nada más. Con dos malas noches de sueño, nos quedamos dormidos de inmediato y hoy cuando se fue a su departamento antes del desayuno me dijo que comeríamos con sus papás.
-¿Y tú aceptaste tan fácil? Que sorpresa.
-Ella no hizo una pregunta, simplemente dijo que iríamos a comer con sus papás -dijo divertido-, no tuve el valor para negarme.

Compartieron una pequeña risa.

-Desde que nos volvimos a encontrar... no te había visto sonreír de esa manera.
-Me siento como un adolescente nervioso por conocer a los papás de la chica que le gusta.
-Lo harás bien, eres muy aburrido. Andrómeda te amará, el una Black, pero no olvides que ella dejó todo por amor.

-¿Quién dejó todo por amor? -dijo una voz en el marco de la puerta.
-¡Querida! -dijo Sirius levantándose del suelo para darle tiempo a Remus de eliminar los periódicos.
-¿Qué hay? -Tonks entró a la habitación, su look era mucho más sobrio que de costumbre.
-Pensé que te vería en tu departamento -dijo Remus con una sonrisa.
-Oh no, no te quieres aparecer por ahí. Todo está mojado -ella puso mucho énfasis en la palabra todo-, está era la única ropa que tenía limpia.
-Ten ves hermosa, como siempre.
-Tú también te ves muy guapo.
-Yo estoy a punto de vomitar -dijo Sirius-, así que me iré a ver a mi hipogrifo.

Sirius camino hasta la puerta y de dió un beso a Tonks en cada mejilla antes de salir.

-¿Lista?
-Sí, ¿y tú?

Tonks cerro la puerta para evitar miradas u orejas curiosas.

-La última vez tus padres no reaccionaron bien, ahora solo somos amigos, pero sigo siendo un hombre lobo.
-Ellos estarán bien.
-¿Cómo puedes estar tan segura?
-Porque he hablado con ellos -Tonks se sentó en la cama donde la noche anterior se habían quedado dormidos.

La cara de Remus habló por él, o eso supuso porque Tonks continuó hablando.

-Sí, mamá es increíble con los hechizos para limpiar y papá sabe usar las herramientas demasiado bien, el plomero solo lo jodió más y ellos me ayudaron a componer todo. Les hable de ti, les dije que iríamos a comer.
-¿Y qué dijeron? -la boca de Remus estaba seca, pero sus manos estaban más húmedas que nada.
-Tuvimos una plática con el agua hasta los talones, que es muy larga para explicar...
-Quiero escucharlo todo -interumpió Remus.

Tonks soltó una risa y con una seña le pidió a Remus que se sentará a su lado. El obedeció.

-Creo que al final siempre lo supieron, Remus. Mi papá recordó las pocas veces que me obligue a salir con alguien más y simplemente no pude. Para mi mamá es una esperanza, ella había dado por hecho que nunca tendría nada con alguien jamás, así que creo que se ha sentido un poco aliviada.
-Ellos no han olvidado que soy un hombre lobo, ¿verdad? Porque sí es así, creo que deberías recordárselos.

Está vez fue la cara de Tonks quien hablo por ella.

-De acuerdo, tienes razón. Eso no se olvida.
-Puedes estar tranquilo, son amigables y tú eres el tipo que le cae bien a los padres.
-¿Por qué soy aburrido? Sirius dijo lo mismo.
-¡Porque eres amable, Lupin!
-¿Cuánto tiempo tenemos antes de ir a comer con tus padres?
-Estamos quince minutos retrasados.
-¡Dora! No estás ayudando a mi perfecta imagen -dijo levantándose de inmediato.

Había tomado su túnica menos raída con tanta prisa que se veía chistoso.

-Hace mucho que no me decías así.

Remus se freno de inmediato y volteo a verla.

-¿Crees que haya algún problema con llegar otros quince minutos tarde?
-No, de hecho creo que eso nos libraría por completo de poner la mesa pero no de lavar los trastes.
-De acuerdo, entonces hay que darnos prisa.

Compartieron una mirada cómplice, había algo en ellos que les permitía hablarse con la mirada, Remus se dió cuenta de que muchas cosas no habían cambiado y se sentía seguro de que no quería que cambiarán.
Salieron de la casa sacando sus mejores dotes de sigilió, había muchos niños por ahí y no querían atrasarse demasiado. Cuando estuvieron fuera de la casa Remus entrelazó sus dedos con los de ella.

-Déjame guiar.
-¿Sabes a dónde ir? -preguntó la metamorfomaga.

Pero Remus ya no contestó, sino los traslado a un lugar en Escocia. El lugar donde habían ido de día de campo antes de entrar a la escuela, el año en el que la madre de Remus murió.

-Creo que me equivoqué por unos diez metros, pero es el lugar correcto.
-¿Qué estamos haciendo aquí?

Era un páramo muy lindo, el verano en su máximo esplendor dejaba que la tarde se mirara de manera mágica.

-Todo ha cambiado -dijo Remus soltando la mano de Tonks-, la mayoría de nuestros amigos ya no están, hay una guerra justo ahora, hay un señor oscuro y una profecía... tú y yo hemos cambiado.

Remus que hasta ese momento le estaba dando la espalda a Tonks se volteó a verla, sus grandes ojos grises lo atravesaban tratando de leer lo que haría después.

-O tal vez nada cambio -continuó-, tal vez sigo siendo el mismo hombre lobo que está enamorado de ti. Usando las palabras que use hace unos cuantos años, te quiero pedir que seas mi novia -un violento rubor inundó las mejillas de ambos-, eres la mujer más bella que conozco, la que hace que mi vida se pinte de colores con el simple hecho de existir y de la cual estaría orgulloso de llamar mi novia. Qué dices, Nymphadora Tonks, ¿serías mi novia una vez más?

Los ojos de Tonks eran azules en ese momento, Remus se sentía un poco mareado y no sabía de donde había sacado el coraje para pedírselo, pero Tonks estaba muy callada, sonreía, pero no respondía.

-Eres un romántico, Remus John Lupin y me encanta -dijo poniéndose un mechón detrás de la oreja-, y me encantaría ser tu novia, otra vez.

Tonks se puso de puntas y enredo los brazos en el cuello de él, Remus la rodeó con su brazo derecho mientras la cargaba levemente con el izquierdo.
Luego de eso él tiró la cabeza para atrás, tenía tantas ganas de besarla que lo hizo, la beso después de tantos años y después ella lo beso a él.

Los Tonks tendrían que esperar unos quince minutos más.

R de RemadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora