Emily vivía una vida normal...pero como todo cuento algo tiene que salir mal y Emily no iba a ser la excepción.
Por un plan, Emily termina pisando el reino de HighBridge, donde todo se pone de cabeza. Al descubrir que ella ahí será la máxima autorid...
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—¡Perra!
El grito de Iris casi me revienta los tímpanos, su cuerpo se estrella con el mío y nos hace caer.
Nuestros cuerpos impactan con el suelo creando un ruido seco que de seguro todo el castillo escucho.
—Puta madre.
Decimos Iris y yo al mismo tiempo por la caída, ya no adoloridas nos miramos y nos empezamos a reír.
Dos manos se hacen presente en nuestro campo de visión. Dejamos de reír para observar a los culpables de esas manos.
Guió mis ojos hasta el objetivo y veo a Matthew inclinado y con su mano extendida hacia mí. La tomó y el me auxilia al levantarme.
Miro hacia Iris y la veo embobada con un apuesto hombre que tiene similitudes con Matthew.
—Emily, quiero presentarte a mi hermano menor. Richard.
El hombre ante la mención de su nombre fija sus ojos en mi, de un color igual a los de Matthew pero un poco más oscuros.
Perversos.
Y eso no me gustó, es como si viera los ojos de Evelin y eso sin duda no augura nada bueno.
Desplazando todas mis intuiciones extiendo mi mano hacia él.
—Un gusto, Emily.
Su mano toma la mía y la guía a su boca dejando un beso en mi dorso, tardando más de lo normal. Matthew lo nota y carraspea. Con un suave tirón alejo mi mano de esos labios que me hacen sentir incómoda.
Y no de buena manera.
—El gusto es mío Emily.
Unos tacones resuenan en la estancia, no hace faltar voltearme para saber quien es.
Mi madre no usa tacones de puta.
—Richard, hijo.
Evelin se acerca a su hijo, este al verla la abraza fuertemente.
«Favoritismo»
Se nota demasiado la gran diferencia que ha marcado Evelin entre Matthew y Richard.
Miro a Iris y ella sigue embobada con Richard, le hago señas pero nada.
«Esta estúpida ya se enamoró»
—Veo que ya conociste a la futura reina.
Dice Evelin a Richard. Este sonríe.
—Si la he conocido.
—¿Y que tal?
—Digamos que es... —sus ojos se fijan en mí haciéndome sentir demasiado incomoda. —Interesante, madre.
Evelin cambia su rostro a uno enojado, ¿por qué?, no lo sé.
Unos tacones más suaves resuenan, sonrió pero no volteo.
