🥀|•C.12•|🥀

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Las Vegas, Nevada.

Estiro mi cuerpo de cansancio, el vuelo fue demasiado largo y además tuvimos que hacer escalas.

Mis hueso crujen al moverlos, hoy me levante con unas náuseas del demonio. Vomité lo que cene y lo poco que mi estómago acepto en la mañana.

Mis ojos pesan, pero seré rápida en mis trámites y me iré a casa.

Salgo del aeropuerto difícilmente, la prensa se entero de mi llegada y ahora no sólo soy la mejor repostera y cirujana de Nevada, sino también reina de un gran país.

Mi privacidad se fue al carajo, ahora quiera o no soy famosa.

Mi pecho duele, apenas ha pasado un día de la muerte de mi madre. Y jode demasiado, el que la vida te obligue a vivir con la ausencia de tus seres queridos.

Pero tengo ahora a mi semilla, mi pequeño bebé y a mi rey. Ese hombre hecho a mano que le fue difícil dejarme ir aún prometiendole que no tardaría en regresar.

El hospital se cierne frente a mí, mi primera parada aquí en Nevada. Salgo de la camioneta y los guardias me rodean, apartan a la prensa con cuidado y me hacen adentrarme al hospital.

De entrada me topo con Olson, ruedo los ojos. Este se acerca con ojos envidiosos hacia mí.

—Mira nadamas, la reina Emily.

—Ve que sigues siendo igual de inútil Olson.

—No quieras sentirte superior.

—Lo soy, al menos para ti sí. Eres de las pocas personas que le restregare en la cara lo poderosa que soy ahora.

—Seguramente le gusto que le abrieras esas piernas virginales.

Su cara se voltea por el impacto de mi mano con su mejilla. La cual se pinta de un color rojizo, con mis dedos marcados.

—Cuida tus palabras Olson, no quieres hacer enojar a una reina.

Le doy la vuelta y le dejo ahí, furioso tocando su mejilla. Me dirijo a la oficina del director general.

Doy suaves toques a la puerta y escucho un adelante. Le observo ahí con el periódico entre sus manos, me observa y rápidamente se quita los lentes.

—Emily.

—Hola Jonas, ¿como estas?

—Sorprendido, mucho.

—Me gusta sorprender.

—¿Reina eh?

—Una muy larga historia Jo. —suspiro.

—Tengo mucho tiempo. —le sonrió.

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—¿Entonces ya no ejercerás tu profesión?

—Por el momento no, el ser reina es complicado y el ser madre lo es aún más.

—Sigo sin creer eso, antes rehuias de eso y mírate ahora, la vida da muchas vueltas Em.

—Ni me digas. Gracias por tu apoyo Jonas.

—Siempre querida.

Me acerco a abrazarlo.

—Salúdame a Lisa y a los chicos.

—Claro y tu saludame a Lucille.

La daga se clava en mi pecho, así que solo le sonrió y asiento. Me abraza por última vez y doy vuelta y sin mirar atrás camino.

Emily 🔞 Where stories live. Discover now