Root x Riinu

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Root no solía enojarse fácilmente. Era un chico calmado y muy educado al que le gustaba hacer las cosas a su ritmo. Casi nunca tenía confrontaciones con sus compañeros y no dudaba en ofrecer su ayuda cuando estos lo necesitaban. Las emociones negativas no solían tener cavidad en su ser.

Sin embargo, hace poco las cosas habían cambiado por completo. De vez en cuando, un sentimiento de opresión y dolor se acumulaba en su pecho, haciéndolo sentir incómodo, incluso enfermo. Esto pasaba mayormente cuando veía a su compañero y mejor amigo, Riinu.

Rápidamente había descartado la idea de que, quizás, odiaba a Riinu. No lo odiaba. Tampoco había tenido desacuerdos o confrontaciones recientes con él. Además, dicho sentimiento no estaba siempre presente, solo en algunas ocasiones. Realmente ni el mismo entendía lo que le estaba pasando, pero lo que si sabía era que aquel molesto sentir lo privaba de la concentración que necesitaba a la hora de componer.

Ese día en específico no había sido nada bueno. No había salido de su habitación en todo el día, aun así, no logró hacer algo productivo. El programa de edición se encontraba abierto en la computadora, a su alrededor, varias hojas de papel arrugadas cubrían la alfombra amarilla de la pequeña habitación. Otras hojas limpias esperando sobre su teclado y múltiples empaques de comida instantánea a un lado del monitor.

El chico de cabellos rubios estaba sentado en su silla, reclinada hacia atrás, su vista fija en el techo. Suspiró agotado, dándose por vencido. Su estómago rugió, demandado ser alimentado nuevamente. Resignando por su falta de inspiración y el hambre, se levantó de su asiento para encaminarse a la cocina.

—¡Satomi tramposo!—fue lo primero que escuchó cuando salió de su cuarto. Una voz muy conocida para él. Una voz que no se cansaba de escuchar.

—¡El tramposo eres tú!—otra voz se unió, una mucha más grave que la anterior y algo nasal.

En la sala, Satomi y Riinu jugaban videojuegos. No faltaba destacar que cada vez que se juntaban para pasar el rato todo terminaba en caos, aunque no uno tan grande como cuando jugaba Colon. Ambos chicos se codeaban entre sí en lo que luchaban por mantener el mando en sus manos, solo lograban recordarle a Root esas típicas peleas de hermanos. Root los miró desde lejos, Riinu se veía feliz a pesar de que seguía acusando a Satomi de ser un gato tramposo. La sonrisa del miembro m’as bajo en estatura siempre se iluminaba aún más cuando estaba junto al mayor de los seis. Nuevamente aquel malestar se hizo presente en su pecho. Inconscientemente se llevó una mano a la zona y se aferró a la tela de la sudadera que estaba usando.

—¡Roo-chan!—el primero que notó su presencia fue Riinu, el cual no dudo en pausar el juego, inesperadamente para Satomi, y voltearse para ver a su buen amigo.—¡Buen día!—lo saludo levantando ambas manos. Cuando actuaba así parecía un niño pequeño. Lograba derretir el corazón de cualquiera.

—Buen día Riinu y Satomi-kun.—a pesar de que la molestia se mantenía, el de cabellos rubios los saludo devuelta con su mejor sonrisa.—¿Dónde están los demás?—preguntó mirando a su alrededor y notando lo vacía que se encontraba la casa.

—Na-kun y Colon salieron a hacer las compras.—respondió Satomi volteándose y dejando el mando sobre la mesa.—Y Jel-kun... Creo que tenía una cita o algo así.—se encogió de hombros.

—¿Una cita?—preguntó el de cabello dorado.

—¡Es cierto!—afirmó el más pequeño de los tres.—Esta mañana una chica super linda lo vino a buscar.—contó mientras sonreía pícaramente.

—¿En serio? Aunque, bueno, se trata de Jel-kun.—el rubio se llevó una mano al mentón en lo que recordaba el historial de todos los enamoramientos del joven casanova.

Strawberry Prince One-shotsWhere stories live. Discover now