Capitulo 3

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El reloj marcaba las 6:30 de la mañana, la habitación esta a oscuras, estaba en mi cama inmóvil, por más que trataba no podía moverme. Lo último que recuerdo es ver a esa cosa salir del armario y saltar sobre mí clavándome sus garras en el pecho. Luego de eso desperté. La habitación estaba oscura, la puerta del armario estaba entre abierta y el reloj marcaba las 6:29. Me paralicé en la cama, no hallaba que más hacer más que esperar mi final, la hora cambio a las 6:30 y yo solo me quedé tembloroso mirando al armario, esperando que esa cosa saliera. Luego fueron las 6:31, 32, 33, y nada pasó, solo luego de varios minutos tuve el valor de levantarme.

Lo primero que hice fue encender la luz de la habitación, solo después de eso abrí la puerta del armario para comprobar que dentro solo había ropa. Había estado tan asustado como un niño por una simple pesadilla, pero la verdad es que lo sentí casi como si fuera real. Entonces me volteé y vi la toalla que había puesto sobre el espejo anoche. Me senté sobre la cama y di un respiro profundo antes de retirar la toalla. Ahí estaba, sentada de rodillas en la cama detrás de mí. Esa criatura que salió de mi teléfono solo dios sabe cómo, y que ahora estaba aquí para atormentarme, o eso es lo que mi confundida mente creía hasta que le dirigí un gesto amenazante levantando la barbilla, a lo que la criatura reacciono ladeando la cabeza como un perro confundido. Eso me dejó perplejo por unos segundos, ¿había interactuado conmigo? Yo miré extrañado a la criatura, la cual luego de unos segundos respondió devolviendo el mismo gesto que le había hecho. Una y otra vez levantaba el mentón como si estuviese tratando de imitarme más que responder. Quise intentarlo de nuevo, esta vez yo ladeé la cabeza hacia un lado, y pocos segundos después el hiso lo mismo. Eso me pareció interesante, por primera vez obtengo algo mínimamente parecido a una respuesta, desafortunadamente mi experimento no duró demasiado, me percaté de que se me estaba haciendo tarde para el trabajo, así que me vestí y fui hacia mi auto. Al subirme y ver por el retrovisor vi que la criatura estaba sentada en el asiento trasero. Supongo que así va a ser.

Durante todo el viaje hacia la oficina estuve mirando el retrovisor de vez en cuando, para trata de ver si es que trataba de hacer algo, y todo el camino estuvo inmóvil, y cada vez que me detenía en un semáforo y miraba hacia atrás el asiento estaba vacío, parece ser que solo puedo verlo a través de reflejos. El resto del día fue técnicamente normal, normal con dos comillas gigantes encima. Durante todo el día podía ver a la criatura reflejada en la pantalla de la computadora mientras trabajaba, simplemente se quedó de pie tras de mi todo el día. A veces intentaba mover una pestaña de la computadora y ponerla sobre su reflejo intentando ocultarla, como si eso fuera a funcionar. De pronto otro de los trabajadores de la oficina se acercó a mí, Enriques, quien yo menos desearía. Como siempre se vino única y exclusivamente a fastidiar, en cuanto me di la vuelta comenzó con su palabrería. Que los atrasos los plazos y otro montón de sandeces a las que simplemente no ponía atención. Ese infeliz se cree el jefe solo por estar aquí 2 días más que yo, literalmente, yo entré a trabajar aquí solo días después de que él lo hiciera. Había armado tantas veces el mismo escándalo que simplemente yo me ponía a pensar en cualquier otra cosa mientras el balbuceaba de pie frente a mí, como por ejemplo lo mal lavados que tiene los dientes, la mancha de su camisa, que no quiero ni pensar en que puede ser, y otras cosas solo para burlarme a su espalda. No es que sea malo, pero a veces de verdad quisiera que se quedase callado por un tiempo. Luego de un rato por fin cerró la boca y se dispuso a marcharse. Mientras el caminaba y se alejaba pude ver como la criatura, ahora reflejada en la ventana, desviaba la vista y la colocaba sobre Enriques. Eso me preocupo un poco, pese a que el cráneo en su cabeza era inexpresivo pude jurar ver algo de maldad en la mirada que le dirigía. Simplemente intenté ignorarlo igual que a Enriques y seguir con lo mío. Al voltearme hacia la computadora de nuevo estaba atrás. Este iba a ser un largo día.

De vuelta en casa quise seguir intentando comunicarme con ella, quizá consiga algo, y espero no arrepentirme si lo logro. Fui hacia mi habitación y me senté en la cama frente al espejo, igual que en la mañana, con la criatura detrás y comencé a hacer preguntas.

AnomalíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora