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CAPÍTULO 6

¿Qué hora es? Espero no haberme dormido. No, son casi las nueve y media. Aunque todavía no me ha sonado el despertador decido levantarme por si acaso ha empezado ya el partido.

—Que pronto te has levantado hoy -me dice mi madre en cuanto me ve abajo-. ¿Quién juega?

—Domi contra Djokovic en la final.

Mientras espero a que se encienda el móvil, le digo a mi madre que ponga el canal de Eurosport para ver si ha empezado ya. Sí, parece que llevan unos minutos sólo porque van 1-0 para Djokovic.

Me llevo el móvil a la cocina mientras desayuno para estar pendiente del marcador. No me pienso despegar del móvil hasta que acabe el partido, y tiene pinta de ser un partido largo. Como también tengo que estudiar, me llevaré el móvil y estaré pendiente del marcador. Hoy es un partido muy importante y por el que estoy muy nerviosa. Es la final del Australian Open, y como ya he dicho, juegan Novak y Domi. Esta es la tercera final de Grand Slam de Domi (las otras dos fueron las dos últimas finales del Roland Garros contra Rafa) y siento que hoy puede ganar. Ha hecho un torneo muy bueno hasta ahora, y yo creo que está en su mejor momento. Sé que este año va a ser el año en el que gane su primer Grand Slam, y más empezando el año así.

El primer set está bastante igualado, a pesar de que en el primer turno de saque de Domi, Novak le rompe el saque y se pone 2-0, pero están jugando los dos muy bien. Pero al final se lo lleva Djokovic 6-4. No me preocupa mucho porque es un partido a cinco sets y tiene tiempo para remontar, y Domi lo está haciendo muy bien. Incluso me atrevería a decir que Novak no está jugando al 100%. Le he visto jugar mejor.

Creo que me da tiempo a ver el segundo set entero antes de que tenga que ponerme a estudiar. Más o menos al principio del segundo set, Domi consigue hacer un break. ¡Bien! ¡Vamos, Domi! Está colocando muy bien la pelota, haciendo a Novak moverse de un lado para otro. Pero Djokovic de vez en cuando también le hace unos puntos que te quedas con la boca abierta, y piensas que si juega así todo el partido, no hay nada que hacer. Pero yo confío en Thiem. Pero sólo tarda unos juegos Novak en ganarle un break y ponerse 4-4. Pero en el siguiente juego, Domi se pone las pilas y le arrebata el saque, y en el siguiente saca para llevarse el set.

¡Si! 1-1. ¡Ese es mi chico!

Ya llevan casi dos horas de partido. Lo siento, pero tengo que ponerme a estudiar. Me llevo el móvil conmigo para ver el marcador en Internet (no he encontrado ningún sitio en el que pueda verlo en el móvil y sin tener que estar suscrita). Estoy tan nerviosa que me cuesta concentrarme en lo que estoy haciendo. No me gusta nada enterarme de como va el partido viendo sólo el marcador, porque puede que el resultado no se corresponda con cómo están jugando. Pero así, de golpe y porrazo, Domi está 4-0 en el tercer set. ¡Viejo! Vamos, Domi. Como no sé si quedarán dos juegos o tres (o más, quién sabe), voy a bajar ya para terminar de ver el set en la tele.

Djokovic gana el siguiente juego. 4-1. Los siguientes juegos los gana cada uno con su saque. Van 5-2, y saca Domi para llevarse el set. Vamos, por favor. Lo estoy pasando muy mal, la verdad. Lo que sufre una. Durante los siguientes minutos es un sinfín de iguales y ventajas que no parece acabar nunca. Iguales ... Ventaja para Thiem. No ... Iguales otra vez. Ventaja otra vez para Domi. Punto de ajuste Es el tercer. Vamos, Domi, por favor. Que lo estoy pasando muy mal. Pero voy a tener que seguir sufriendo, porque vuelve a ser iguales, y luego breakpoint para Novak. Pero Domi consigue salvarlo y vuelve a estar iguales. Punto de ajuste de Cuarto. Ahora, venga, por favor. Vamos ... Vamos ... ¡Sí! Tercer set para Domi. Vale, a lo mejor me estoy anticipando un poco, pero yo ya le estoy viendo levantando ese trofeo. Porque además, Djokovic no está jugando su mejor tenis.

Empieza el tercer set, y yo he subido otra vez a estudiar. Pero no se que es peor, porque estoy viendo muchos iguales y ventajas, y eso no me gusta nada. Pero van 3-3 y todavía no ha habido ningún descanso. Pero no tarda en llegar, cuando van 4-3 para Novak y sacando Domi. Gana el juego Novak y se pone 5-3 para sacar. Joder ... Voy a bajar ya porque tiene pinta de que va a acabar ahora el cuarto set y nos vamos a ir a un quinto y último.

Vale, ¿dónde está Djokovic y quién es este? ¿Cuando se fue al baño al acabar el tercer set se cambió por su gemelo con la energía a tope o cómo? Porque parece otro completamente. No me había dado cuenta de ello viendo solo el marcador. Y, cómo no, gana el set 6-3.

Vamos, Domi ...

5-4 y sacando Djokovic para llevarse el partido. Estoy de los nervios. Yo ahora mismo no entiendo nada. Lo único que sé es que Domi tiene que hacer un último esfuerzo. No está perdido. Cuando iban a ir a un quinto set, tomé la decisión de quedarme viendo el partido, ya que sería lo mejor para mis nervios. Además de que no me iba a concentrar una mierda, la verdad.

Pero a pesar de todo el sufrimiento, no ha podido ser hoy. Djokovic ha vuelto a ganar una vez más. Otro Grand Slam que se escapa ... Estoy destrozada, la verdad. ¡Es que ya lo tenía! Que rabia me da, con lo bien que había jugado durante todo el torneo. Incluso cuando acaba el partido y con el corazón roto, noto la adrenalina del partido en el cuerpo.

Durante la entrega de premios, el dolor se hace más agudo, porque se ve que Domi está destrozado, no sólo físicamente, sino mentalmente. Son tres finales de Grand Slam perdidas ... Es que sólo hay que verle la cara. Joder ... Estoy segura de que más pronto que tarde, va a ganar su primer Grand Slam. Y mucho más.

-¡Hola!

—¡Buenas!

—¡Hola, perras!

—Tú siempre tan educada, Estela -dice Luis.

—Obvio -responde ella.

—Bueno, los que están de vacaciones por el mundo. ¿Qué tal? -pregunto a Luis y Cris, que están de viaje, él de Erasmus en Grecia, y ella de viaje con el insti en Roma.

—Pues muy bien -dice Cris-. Pero estoy muy cansada. Hemos recorrido prácticamente toda la ciudad y no hemos parado ni un momento.

—Nosotros muy bien. Por la mañana estuvimos haciendo unas exposiciones extrañas por grupos y luego por la tarde fuimos hacer turismo por allí -nos cuenta Luis.

—Pues nosotros hemos terminado ya los exámenes -dice Estela, a la vez que se marca un bailecito de los suyos en la cocina. Me encanta esta chica.

—Ya, yo no. Todavía me quedan dos -se queja Luis.

—No, si te quejaras encima de que estás en Grecia -le reprocha Marcos-. Y por cierto, ¡Felicidades, Luis! Aunque ya te felicitamos antes.

—¡Gracias! Cuando ya estemos todos de vuelta, durante el puente de Carnaval, ya os invitaré a comer un día -nos dice.

Es 21 de febrero, y ha coincidido su cumpleaños estando en Grecia. Por la mañana ya le felicitamos cada uno individualmente, pero lo volvemos a hacer ahora, ya que estamos todos "juntos".

—Oye, Cris y Luis. ¿Cómo os fue en el aeropuerto? ¿Os tomaron la temperatura o algo? -les pregunto, por todo el lío del coronavirus. Hace unas semanas que se empezó a hablar de un virus que comenzó en China y que se contagia muy fácilmente. Y claro, ya empieza a haber casos en otras partes del mundo.

—A nosotros no nos han hecho nada -nos dice Luis-. Ni en Madrid ni en Atenas. Todo estaba normal.

—A nosotros en Madrid tampoco, pero en el de Roma sí nos tomaron la temperatura. Pero nada más -dice Cris, mientras va recogiendo cosas por la habitación del hotel.

—¿Mascarillas tampoco? -pregunta Estela.

—No. Las llevábamos por si acaso, pero no nos mandaron ponerlas -responde Cris-. Sí que veías a alguno con ella puesta, pero eran muy pocos.

—Nosotros también las llevábamos, por si acaso, pero no tuvimos que ponerla -cuenta también Luis.

Es verdad que es un tema muy serio, este del virus, pero de momento no le estamos dando mucha importancia ya que aquí en España no ha habido más que unos casos en Tenerife en un hotel.

Pero apenas unos días después de que Cris vuelva de Italia, estalla allí, en Milán, un gran brote de contagios. Es en ese momento en el que empezamos a ver que esto es más serio de lo que pensamos, y es cuando comienzan a complicarse las cosas de verdad.