Capítulo 12

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Emma

Luego de tres días, me dieron de alta y papá estuvo a mi lado a cada rato.
Esa tarde ya llevaba un día en casa y de verdad la extrañaba mucho.
Luke me había visitado y me trajo un muffin mordido, mientras que papá me malcriaba. No me dejaba moverme de la cama, me hacia el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. Preguntaba a cada rato si me encuentro bien o si necesito algo al igual que Avril.

Pero a pesar d etodo, yo sigo pensando en que Stan no ah venido a verme, ni un solo mensaje me ah enviado lo que me tenía nerviosa.

-¿Todo en orden Emma?- preguntó Avril mientras acomodaba mis almohadas.

-Si- dije apagada y se sentó a mi lado en la cama.

-¿Es un chico?- preguntó mirándome desde detrás de sus gafas y asentí- ¿Cuál de los dos? ¿El delgaducho? ¿O el de gafas?- suspiré.

-Los dos- dije suspirando cansada- pero, el de gafas.

-Es bonito- dijo con una sonrisa- te dejaré sola- dijo mirando hacia afuera.

-¿papá está bien?- pregunté y asintió dándose la vuelta en la puerta.

-Si, estos días no ah estado trabajando y eso lo ah vuelto loco- dijo con una risita y asentí riendo.

-¡Emma!- llamó papá desde abajo.

-¡Qué!- pregunté.

-¡Visitas!- dijo desde abajo y Avril se fue.

Esperé unos segundos esperando ver a Luke, pero solo me encontré con stan.
Estaba parado en mi puerta y se veía mejor que nunca, tenía un pantalón vaquero azul y una remera blanca con una campera de color negra y tenía en sus manos una caja y me sonrió al verme.

-Hola- saludó.

-Tres días- dije molesta- Estuve aquí, volviéndome loca, sola… Y apareces ahora- dije molesta y cerró la puerta detrás de si, sonriéndome.

-Lo sé, lo siento, es que, tuve un par de problemas- dijo y se sentó en la cama a mi lado- TE ves mejor- dijo con una sonrisa.

-¿A pesar de esto?- pregunté señalando mi moratón y se acercó a mi para besar mi frente.

-te extrañé- dijo y me sonrió. Sin dudarlo un segundo, lo abracé ya que lo necesitaba y me hundí en ese delicioso olor a jabon.

Pasamos un rato conversando, luego, empezamos a ver tv uno al lado del otro metidos en mi cama, me acurrucaba en su pecho.

-Hey- dijo aclarando su garganta- Me eh llevado muy bien con Luke…

-¿Si? Que incomodo- dije y rió.

-Si, me contó mucho de ti… Sobretodo sobre que te niegas al sexo- dijo un tanto más incomodo.

-Si- dije sin incomodidad alguna.

-Y crees que… Tu y yo…- aclaró su garganta-… ¿Podríamos?

Lo miré y me miró. Simplemente solté una carcajada.

-Okay- dije y me senté erguida.

-¿Qué? ¿Ahora?- preguntó asombrado y lo miré pasando por arriba de él para levantarme.

-Si- dije sin problema alguno y se me quedó mirando extrañado.

-¿Qué?- y lo miré acostado en la cama desde mi lugar- Pero Luke dijo…- comenzó a decir confundido y me miró arrugando su rostro- ¿Por qué?

-Pues- dije pensándolo- porque eres tierno, lindo y sé que no solo quieres diversión- dije- además…-lo pensé- No te das cuenta de que todo puede acabar en cualquier momento así que… Hagámoslo.

-Pero…- dijo nervioso- no tengo protección- y rodé mis ojos.

-Espera aquí- dije y salí de la habitación. Caminé en silencio por el pasillo a la habitación de papá, donde busqué en su cajón de noche pero nada. Busqué en su ropero y nada. Así que, opté por su billetera y allí estaban.
Volví corriendo a mi habitación donde aún estaba Stan mirando con los ojos perdidos, en shock. Tranqué la puerta detrás de mi, pero luego la abrí y corrí al pasillo.

-¡Papá, Avril!- grité- ¡Dormiré un rato, estoy cansada!- grité.

-okay- contestó papá en algo parecido a un grito.

Volví a mi habitación como una niña pequeña emocionada y puse la tranca.

-¿Alguna vez lo hiciste?- preguntó y negué lanzándole el paquete.

-No- dije mientras se sentaba más erguido en mi cama y yo me senté frente a él, apoyándome sobre mis rodillas. Miró el pequeño paquete y me miró, con sus ojos color miel, muy confundido.

-No sé ni qué hacer- dijo riendo, poniéndose rojo.

-Empecemos por quitarnos la ropa- dije y asintió. Cada uno quitó su ropa quedando al completo desnudos, pero, no dejábamos de mirarnos a los ojos.

-¿Y ahora?- preguntó y no evité sonreír internamente al ver su inocencia, detrás de sus gafas sus destellados ojos y sus labios que se movían nervioso.

-Supongo que…- lo pensé- Deberíamos besarnos- dije mirándolo y asintió.
Me moví un poco para besarlo pero eran solo nuestros labios lo que se tocaban y luego, pasó su mano por mi brazo. No dejamos de besarnos hasta llegar a estar uno arriba del otro.

-Emma- dijo separando el beso y me miró atentamente mi rostro, pasó sus dedos por mis labios y yo le quité las gafas- no veo nada- dijo- pero aún así sigues siendo la cosa más hermosa que alguna vez vi…- dijo y reí.

-No seas cursi- dije sentándome en su regazo.

-¿Cómo quieres que tenga una maldita erección si me dices esas cosas?- preguntó y reí- Es injusto que tu puedas ver y yo no- solté una carcajada.

-¿No tienes una erección?- pregunté sin dejar de mirar su rostro. No quería mirar abajo.

-Mmm- dijo pensándolo- no.

-Tienes a una chica desnuda sobre ti, y no tienes una- dije riéndome.

-Es que… Es difícil- dijo fingiendo desesperación en broma- Con tantas cosas en mi mente- No creí que ibas a decir que si- dijo riéndose.

-Esto es suficiente para mi- dije apoyando mi frente en su pecho, riéndome mientras me chitaba.

-Mejor- dijo sentándose, apoyándose contra la pared- Me pondré esto- dijo colocándose sus gafas.

-¿Qué nunca viste porno?- pregunté- Se supone que es lo que los chicos hacen- dije y rió.

-Si, pero no puedo aplicar lo que vi en esos videos a no ser que tengas látigos y juguetes sexuales debajo de la cama- dijo y yo estallé en risas.

-Odio el porno- dije sentada sobre su regazo, abrazando su cintura con mis piernas.

-Eres tan hermosa- dijo Stan mirando mis labios y pasó la yema de sus dedos por mi frente, luego mis labios, mi cuello y llegó a uno de mis pechos.

-Si tan solo tuviese un cuerpo mejor- dije apenada y negó. Pasé mis manos por su abdomen, bien trabajado pero delgaducho a la vez. Me daba vergüenza, me da vergüenza que me vea desnuda, con mis pechos nada crecidos, mi cintura sin forma y mis flácidas piernas.

-Emma- dijo corriendo un mechón de mi cabello ya que mi moño se iba cayendo. Lo miré y me sonrió. No dijo nada, solo se reclino más para atrapar mis labios en los suyos y lentamente, acomodarse más en la cama, hasta quedar sobre mi y comenzar con el acto.

Dos horas después, estábamos uno al lado del otro, mirando el techo y retomando el aire, impactados. Sentía el brazo de Stan sudado pegado al mío sudado. Sentí su respiración agitada junto con la mía y lo miré.

-Eso fue genial- dijo mirando al techo- Dios santo- dijo y comenzó a reír.

-Fue divertido- dije acercándome a él para besar sus labios cuando en eso mi puerta suena.

-¿Emma?- llamó papá desde afuera- Hija… ¿Todo en orden? Llevas durmiendo dos horas…- dijo preocupado- ¿No quieres comer algo?

EmmaOnde histórias criam vida. Descubra agora