Capítulo 8

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-Esto no puede estar pasando... ¡No! -me acerqué a mis padres, metiéndome en el gran charco de sangre- ¡Mamá! ¡Papá! ¡Despierten!

Sacudí sus cuerpos, negándome a que realmente estuviesen muertos. Sollocé con fuerza y seguí moviéndolos.

-¡Por favor! ¡No me dejen! -abracé a mi mamá sin importarme la sangre-. Mamá... despierta...

Me giré y abracé igualmente a mi papá buscando que también me correspondiera, pero aunque levantara sus brazos caían inertes al suelo.

-Papá... papá por favor.

Miré a ambos sin respuesta, negué con la cabeza y me levanté. El olor me estaba asqueando, ya no quería estar aquí. Salí de la casa a pasos torpes y corrí hacia el monte. Las lágrimas no me dejaban ver el camino así que tropecé un par de veces y algunas ramas me golpeaban. Pero seguía corriendo hasta llegar al estanque y me sorprendió que Ryder estuviera allí, mirando el agua.

-Ryder... -murmuré llamando su atención.

-¿Evett? -me mira preocupado y se acerca a mí, me dejé caer sobre él - ¡Evett! ¡¿Qué sucedió?! Vamos, dime...

Mi cuerpo temblaba mientras yo lloraba, Ryder me abraza preocupado y yo traté de explicarle.

-E..Están muertos...

-¿Qué?

-Ryder, alguien ha matado a mis padres. Los dos, están muertos.

Me mira como si mi noticia lo dejara en shock. Volví a abrazarlo y llorar en su pecho, él acarició mi cabello y susurró cosas agradables para intentar calmarme. Pero el dolor no iba a parar jamás, la imagen de mis padres no iba a desaparecer nunca... vi las huellas de sus manos hechas con su propia sangre por toda la habitación, habían luchado, eso quiso decir que su muerte había sido dolorosa y quizás lenta... Me asusta pensar en lo mucho que han sufrido en ese momento y el miedo que seguro tuvieron.

Me aferraba cada vez más fuerte a Ryder, porque me dolía tanto pensar en ellos. No podía dejar de llorar, no podía calmarme. Terminamos en el suelo, él sentado y yo acostada sobre él entre sus piernas con mi cabeza en su pecho, me cubrió con sus alas y me cuidó hasta que simplemente no tuve ni lágrimas ni voz para seguir llorando.

-Ven... tienes que sacarte esto -murmura refiriéndose a la sangre.

No quise moverme y él lo entendió, me cargó en brazos y me llevó hasta una roca en el agua, le sentó allí y empezó a mojar mis extremidades hasta intentar sacar todo el líquido carmesí. Limpió mis mejillas, mi cuello, mis hombros y mis brazos con delicadeza. Igual pasó el agua por mi cabello y al estar lista me regresó al césped y volvió a acomodarnos juntos.

-¿Quién pudo haber hecho esto? -cuestioné con un hilo de voz.

-No pienses en eso ahora. No quiero verte sufriendo más por ello, mejor descansa... -responde acariciando mi cabello.

-¿Cómo podré dormir después de lo que vi? Ryder, ellos...

-Lo sé, sé lo que intentas decir. Pero ahora mismo necesito que descanses, no me gusta verte así... no mereces derramar esas lágrimas -acaricia mi mejilla para quitar otra de estas-. Haz el intento, yo me quedaré contigo.

Asentí finalmente y nos acomodó en una posición más cómoda, besó mi cabeza y me dejó descansar sobre él. Lo intenté, cerré los ojos y traté de dormir aunque me costara, pero cada vez que los cerraba veía a mis padres... Fue tan difícil... Ryder tuvo que calmar mi llanto una vez más hasta que finalmente me había cansado, la cabeza me dolía y mis parpados simplemente se cerraron solos.

Aunque no pude evitar soñar con aquella escena de nuevo, solo me había dormido por el cansancio no porque pude dejar de pensar.

Pasaron las horas pero yo las sentía eternas en la pesadilla que mi cabeza mi había metido. Sollocé de nuevo, sin darme cuenta de que lo estaba haciendo en la realidad otra vez, hasta que sentí las caricias reconfortantes de Ryder que me ayudaron a salir de esa pesadilla.

-Evett... despierta -murmura junto a mi oreja.

Al abrir los ojos me di cuenta de que era de madrugada, el sol estaba empezando a salir. Me había quedado dormida sobre el brazo de Ryder y sus alas rodeandonos. Antes, despertar a esta hora me hubiera asustado por pensar en los sermones de mis padres... pero ahora...

Me dejé caer de nuevo y me acurruqué junto a Ryder, tratando de dejar de llorar por mi cuenta. Suspiré profundo y lo miré a los ojos, su mirada buscaba la mía y al encontrarla acarició mi mejilla con dulzura. Eran estas cosas las que me me hacían derretir por él. Levanté igualmente mi mano y acaricié la suya.

-Gracias -murmuré.

-Siempre estaré para ti, Evett... no importa que pase.

-No sabes cuánto me alegra saber eso.

Volví a abrazarlo y él acarició mi cintura, cerramos los ojos para disfrutar de nuestra cercanía. Su aroma me llegaba tan perfectamente que me hacía sentir mejor, me ayudaba a olvidar el olor de la sangre. No quería alejarme nunca de su lado.

ENTRE CUERVOSWhere stories live. Discover now