Capítulo 25

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~«En nombre de la Corona Británica, impugno el referéndum realizado por el Partido Nacional Escocés y desconozco a la señora Rhona Greer de cualquier cargo político y militar que pueda ocupar»

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«En nombre de la Corona Británica, impugno el referéndum realizado por el Partido Nacional Escocés y desconozco a la señora Rhona Greer de cualquier cargo político y militar que pueda ocupar». (Comunicado de Isabel II a la población británica, 1/3/2017).
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—¿Quieres un café o un licuado proteico?

Cualquier adolescente normal estaría en la cama a las diez de la mañana, pero Wyatt estaba allí, en el apartamento de Sirhan, con una sonrisa condescendiente y un delantal que decía The sexiest chef in the world y le ofrecía algo para tomar. Sirhan sonrió como pudo, se sorbió los mocos y eligió el café.

—Trabajaremos en tu déficit proteico luego —le dijo Wyatt, divertido.

Sirhan no contestó, y Wyatt se dedicó a preparar el café. El ruido de la cuchara contra la porcelana era lo único que desafiaba al silencio. Eso y los gemidos de Sirhan.

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El día en que se conocieron, Sirhan era una noche oscura y Stone una cálida tormenta de verano. Todo era risas y confianza. El último día, todo también era risas y confianza. Stone había confiado en el plan de Sirhan. Había corrido. Y se había convertido en un blanco fácil para el hijoputa de Cuadritos Verdes. 

Wyatt dejó el café y el licuado proteico sobre la mesa, se sentó a su lado y rodeó a Sirhan con el brazo derecho. No dijo nada; dejó a las malditas palabras en paz durante un rato. El abrazo hizo que Sirhan no se sintiera tan solo. Había perdido a dos amigos, pero aún tenía a Wyatt.

—¿Quieres agua?

Sirhan asintió y Wyatt lo obligó a mantenerse erguido mientras iba a la cocina a buscar un vaso. La estrategia funcionó y poco a poco, Sirhan comenzó a cambiar su actitud. Ya no se sentía tan solo, ni tan vulnerable, ni tan débil.

—Prepararé palomitas para la conferencia de hoy.

—¿Palomitas? —preguntó Sirhan—. Pensé que no te gustaba la comida con aceite de girasol.

—Tengo mis secretos, campeón. Recuerda lo que dice mi delantal: The sexiest chef in the world.

—Puedes ser muy sexy pero un muy mal cocinero.

—Confía en mí. Hacer las cosas mal no es de tipos sexies.

Sirhan sonrió como pudo. Explotar el ego de Wyatt tendría consecuencias en el futuro, pero ahora no le interesaban. Que se creyera el hombre más sexy del mundo si quería. A Sirhan solo le importaba superar su dolor.

Sin retorno © [COMPLETA]Where stories live. Discover now