Capítulo 3

40 4 1
                                    

—¿Estás seguro de qué te encuentras bien?

Rất tiếc! Hình ảnh này không tuân theo hướng dẫn nội dung. Để tiếp tục đăng tải, vui lòng xóa hoặc tải lên một hình ảnh khác.

—¿Estás seguro de qué te encuentras bien?

Isaí volvió a preguntar por quinta vez.

—Lo estoy—respondí con una sonrisa.

Veía en los ojos de mi hermano preocupación. Esos ojos que siempre ponía cuando me metía en problemas y él tenía que salvarme.

—Hermanito, me preocupas y siempre lo harás—me acarició el pelo, y no pude evitar sentirme feliz por eso—. Pensé que aprenderías a defenderte con los años, pero veo que no fue así. Necesitas cuidarte solo porque no podré estar siempre contigo.

—No digas eso, tú siempre estarás conmigo—lo reprendí por decir esas cosas.

Detestaba cuando las personas empezaban a hablar de esa manera, como si se fueran a morir mañana.

—No siempre estaré disponible y habrán momentos en los que estaré ocupado, por eso necesitas cuidarte solo—me aconsejo.

Comencé a sentirme como un niño pequeño a quien protegían. Nunca me molesto, al contrario era un privilegio que me gustaba tener.

Lo miré con ojos de cachorro y me acerqué a él para agarrarle el rostro.

—Muchas gracias, por tu consejo hermano.

Este tipo de muestras de cariño con mi hermano eran muy frecuentes entre nosotros. De hecho, disfrutaba hacerlo en forma de juego y él hacía lo mismo.

—Nunca vas a madurar—negó con la cabeza.

—Es mi atractivo—solté una risita bromista.

—Ian, eso siempre fue lo que te hizo especial. No lo cambies por nada, ni a causa de nadie. Que esos tontos con quienes estabas hablando, no destruyan lo que eres—dijo con serenidad.

Antes de irse, colocó sus manos en mis hombros y me balanceó para llamar mi atención.

—Me escuchaste—me advirtió y se fue.

Me sentía como un niño a su lado, como si el tiempo no hubiera pasado por la forma en que me trata. Para los ojos de mi hermano yo aún era pequeño.

Disfrutaba su atención, cariño y protección.

Isaí era un hermano estupendo y él lo sabía.

La tarde era más bella cuando veías el atardecer en un campo verde. Lo decía porque ya había visto muchos atardeceres en la cuidad, pero ninguno como estos.

En el camino no me resistí en pasar por el sembradío de ciruelas. Que también era uno de mis favoritos. Estos árboles eran más grandes que la vid, y en lo personal el trabajo de la recolección del fruto era más simple.

El sol se estaba poniendo y los cielos comenzaban a oscurecerse.

Consideraba que era el mejor momento para irme, y estaba a punto de hacerlo, cuando vi a alguien arriba de una escalera a lo lejos.

Un dolor en mi corazónNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ