Cap. III

768 89 124
                                    

La cena de noche buena está a un par de horas de iniciar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La cena de noche buena está a un par de horas de iniciar. Sólo es cuestión de dejar los últimos detalles y finalmente poder recibir a los invitados.

Tanjiro se encuentra colocando algunos centros florales navideños sobre la mesa, su hermana se acerca y posa platos vacíos en cada lugar, el pelirrojo la mira y se acerca a ella para dejar el último adorno.

—Hey, Nezuko.

—¿Hmm? —gime sin voltear a verlo.

—Este día estás muy distraída.

—Estoy bien, ¿por qué dices algo así? he estado ayudando. No me pasa nada —anquiere amable.

—¿Has pensado en Zenitsu?... Sabes que no es necesario que le des tantas vueltas para decir una respuesta —se recarga sobre una silla.

La Kamado observa a Tanjiro y suelta un largo suspiro.

—No veía venir que me pidiera salir con él. Realmente... no sé qué pensar.

—Entiendo...

—¿Por qué quieres saberlo? ¿Acaso te preguntó?

—Oh, no, no es eso. Sólo curiosidad mía —ríe—. ¿Y por lo menos te gusta?

Ella ríe levemente.

—No lo sé...

—Si él no te gusta, ¿quién es? —dice curioso—. Me habías dicho que alguien te gustaba. ¿Es Inosuke?

—Inosuke no es mi tipo —mueve un poco el arreglo—. Aparte se ve muy bien con Aoi.

—¿Zenitsu? ¿Kaigaku?

—Kaigaku es lindo —le sonríe.

—¿Él te gusta?

—Mmm...

—¿Senjuro?

La Kamado se queda callada y al paso de unos cuantos segundos se suelta a reír.

—Es buena persona. Te conviene alguien como él —musita su hermano sonriendo.

—Pareces mi padre cuestionando.

—Papá estaría feliz si tu pareja es alguien que realmente te merezca. Aunque dudo que alguien así exista —menciona dudoso.

—¡Qué exagerado!

Ambos ríen y caminan a la cocina. En ese momento se escucha a Aoi con entusiasmo recibir a alguien.

Nezuko sale de la cocina con dos jarras de agua de frutas, al mirar a la persona en el comedor sonríe levemente.

—¡Senjuro, sí veniste!

—Sí —le sonríe tímidamente.

—Los demás llegarán en cualquier momento.

—Claro, yo esperaré.

Ella está de pie en el extremo de la mesa, y él se encuentra en el otro extremo con la mirada perdida debajo de la mesa.

La Kamado se queda observándolo, pensando en lo que su querido hermano comentó hace minutos.

Senjuro es solitario, no suele estar cerca de los cazadores, es acomedido, amable, su persona es limpia y ordenada. Sumando su personalidad quedaría en un rango bastante alto a comparación de lo demás. Sin en cambio después de todo no puede decir mucho cuando esa persona le gusta.

Sería como favoritismo, aunque realmente lo es.

Le resulta triste mirarlo de una manera desconsolada. Cada que llega a visitar a alguien siempre se encuentra apartado. A pesar de que todos lo aprecian él nunca se muestra feliz de ello.

¿Cómo puede ser posible algo así?

¿No se da cuenta, o él mismo se opone a verlo?

—Senjuro...

Este la mira.

—¿Cómo has estado?... ¿Todo está en orden? —se acerca, sentándose a su lado.

—Estoy bien. He estado muy bien —gira su rostro para encontrarse el de ella.

—No pareces estar feliz.

—¿Por qué debería estar feliz?... ¿Estamos celebrando algún logro...?

—No. Pero es noche buena, y navidad en unas horas.

—Entiendo... —aparta su vista.

—Bueno... Supongo que tienes razón.

Las manos del Rengoku están entrelazadas así mismas, su rostro a simple vista tiene un toque de desdicha y eso no es ameno en una noche como esta. Ella siente necesidad de hacer algo por él, de ayudarlo y decirle todas esas preguntas que rondan por su mente cada noche para que finalmente se solucionen. Pero, ¿cómo decirle que lo quiere de una manera distinta?

De una manera que la hace pensar de más hasta llorar por las noches porque no puede dormir en paz.

Simplemente ella no puede decirlo.

No se lo permite por temor.

—Todos te apoyamos, Senjuro. Aquí siempre estaremos para ti.

—¿A ustedes les importa lo que me pase?

—Sí, y mucho.

—No sé por qué no puedo creerlo... No hay motivos para que me estimen, no ayudo en nada, no puedo siquiera proteger a alguien —la mira transitoriamente para después volver a bajar la vista.

—¿Cómo puede alguien pensar que no está siendo amado?

El rubio de mechones frunce levemente el ceño.

—Entonces dime... ¿Tú me amas, Nezuko?

La mira fijamente, conectado sus ojos dorados rojizos a los de ella.

Con coraje por contradecir sus palabras la Kamado bufa.

—Senjuro... Yo sie...

—¿Interrumpo algo? —inquiere Agatsuma desde la entrada.






¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Noche Buena [SenjuNezu] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora