Capítulo 10

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Luego de que Felix se pusiera cariñoso (cosa que no le molesta en lo absoluto) se dirigió con el mencionado en brazos a su habitación para que se bañara.

En el camino al segundo piso, Felix no dejó de restregarse en su cuerpo, dejando su dulce olor en él y en su ropa.

El también soltando un poco de feromonas para tranquilizar a su pequeño y por su puesto, para dejar su esencia en él.

Por mas que Felix no saliera mucho de casa, tenía esa necesidad de hacerles saber a todos que ya tenía un alfa con él, que lo protegía y que por sobre todo lo amaba.

A pesar de no tener marca, todos sabrían que ya tenía pareja, por su fuerte olor imponente y embriagante impregnado en ese pequeño, tierno y tentador cuerpecito.

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Mientras se bañaban, no podía dejar de desviar su mirada al hermoso cuerpo de su pequeño. Tan limpio y menudito, rosadito en ciertas partes, le daban ganas de morder esas clavículas tan atractivas que poseía, de besar y dejar marcas en el pecho y cuello, y en esos rellenitos muslos que se cargaba.

Efectivamente Felix había entrado en celo, pero como antes se había mencionado, este no producía feromonas de excitación, aún así su olor se volvía dulzón pero con unos pequeños toques ácidos. El cual lo volvía loco, ahora estando así podía afirmar cada vez más su olor; y definitivamente olía a leche de durazno.

Incluso su olor es tierno. Pensó.

No pudiendo resistir a sus pensamientos se agachó un poco hasta enterrar su nariz en el cuello húmedo por el agua de su pequeño. Aspirando su olor desde la fuente, permitiéndose embriagarse con el.

Felix se sentía bien así, con su alfa acariciando su cuerpo y con la nariz enterrada en su cuello, le encantaba la idea de que a su alfa le gustara su olor, pues éste era muy dulce, pero a él parecía no importarle.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por unos pequeños besos que descendían desde su cuello hasta su espalda.

Pues en la posición que se encontraban en la tina era la misma de siempre, Felix adelante de su hyung, sentado en sus piernas y con la espalda recargada en el fuerte pecho.

Solo que ahora su hyung la separó un poco para poder olerlo y besarlo. Jamás había besado aquellas zonas, pero en la forma en la que lo hacía se preguntaba por qué no lo había hecho antes.

Era tan delicado, como si su cuerpo fuese a romperse en cualquier momento. Y le encantaba la sensación que aquello le transmitía. Queriendo más de aquello pero en otras partes de su cuerpo, se separó por completo de su hyung, éste viéndolo extrañado por la repentina acción, pensando que lo había asustado.

Pero su mente quedó en blanco al ver a Felix pararse frente a él, demostrando su bella desnudez fuera del agua. El firme trasero del chico quedando frente a su cara, pero desapareció tan rápido de su vista que no pudo apreciarlo más. Pero no se quejaba para nada, Felix se había dado la vuelta para después volver a sentarse en su regazo, esta vez quedando cara a cara.

Felix tan rojo como una cereza, se acercó lento a su hyung pasando sus brazos por el cuello del alfa. Juntando después sus labios en un suave contacto, transmitiendo todo el amor y cariño que se tenían. El alfa posó sus fuertes manos en la cinturita de su omega, amando como la cubría por completo.

Se separaron luego de un momento, escuchando la voz bajita de su bebé pedirle mas mimos.

—Hyung ¿Po-podría darme más... besitos?— preguntó tan bajito que si no estuvieran tan juntos no lo habría escuchado, iba a besar sus labios pero el omega lo impidió— No hyung... quería mas be-besitos pero en mi cuerpo— su voz estaba entrecortada por la vergüenza que sentía, aún así dándose a entender.

Chan muy encantado con la propuesta, dirigió sus besos al cuello del chico, chupando y mordiendo levemente.

Sus dientes se acercaron a donde debía ir la marca, mordiendo lento ahí, sacando un pequeño pero excitante sonido de la boca de su pequeño.

Bajó sus mordidas a las marcadas clavículas de su pequeño, dejando pequeñas marcas de colores rojizos. Sin llegar a ser exagerados.

Siguió besando el menudito cuerpo, escuchando los bajitos ronroneos de Felix.

El que cada vez se acercaba a su cuello para olerlo mejor, hasta que sintió la respiración lenta y calmada.

Se había dormido.

Sonrió enternecido, dando por terminado el baño.

Saliendo de la tina y tirando el agua.

Se encaminó a la habitación recostando a Felix en la cama para dirigirse a su gran armario sacando un bóxer negro para él y uno blanco para su bebé, también sacando una pijama. Se colocó el bóxer y se dirigió al dormido Felix, sonrió un poco ya que ahora que lo notaba, Felix dormía demasiado, le colocó el pequeño bóxer para luego colocarle la camisa de su pijama, abrochando todos los botones dejándole solo con aquella prenda, luego el colocándose la parte restante.

Acostó de forma correcta a su omega en la cama, con la intensión de bajar a la cocina y comer un poco.

Pero cuando se iba unos quejidos lo detuvieron.

—Hyung... no se vaya— oh, lo había olvidado, Felix estaba en celo, lo que significaba no separarse de él.

—Solo voy a comer, amor— respondió tranquilo y con dulzura, pero Felix aún sin abrir los ojos y sin moverse de la cama sollozó bajito en desacuerdo.

—Pero no quiero que se vaya hyung— habló con voz temblorosa, abriendo sus ojitos dejándolos ver cristalizados.

Chan suspiró, sería una semana muy complicada.

Pero aún así le encantaba la idea de tener a un Felix super cariñoso con él.

No pasaría nada durante aquellos días... ¿O sí?


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