Lance

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Solo para aclarar algo, las partes de los diálogos Lance en negrita o en cursiva significan él hablando español.

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Algo que Lance tenía muy en claro: era un desastre con la espada.

No había manera que encontrara una empuñadora cómoda a sus manos ni que su cuerpo se acostumbrara a las peleas a corta distancia. Por eso amaba el arco. Podía apuntar y disparar desde la distancia que él deseaba y acertar con una precisión casi digna de la cabaña de Apolo.

Sin embargo, el ver a uno de los semidioses más poderosos blandir magistralmente una espada —y no, no era Keith. Se refería a Shiro—, se dijo a sí mismo que tenía que intentarlo. 
Fue así como, hace un par de años atrás, consiguió que Hunk le ayudara a encontrar una espada que se adaptara a él. Encontrar una no fue fácil, y no fue porque escasearan; todo lo contrario, el Búnker 9 estaba repleto de dagas, cuchillos y espadas antiguos; sino que ninguna se sentía cómoda.  

—Tal vez deberías quedarte solo con el arco, amigo— recordó las palabras de Hunk tras todo una tarde de búsqueda, pero negó.

—Quiero intentarlo— dijo mientras cogía dos de las espadas y las balanceaba entre sus manos. 
Cuando creyó que debía quedarse con la más liviana para él, oyó el trotar de unos cascos entrando al búnker. No hacía falta ser el Oráculo para saber de quién se trataba. 

Lance y Hunk saludaron a su mentor con afabilidad y Lance pensó que la imponente altura de Quirón solo era opacada por su mirada llena de sabiduría y amabilidad cuando les dedicó una sonrisa.

—Oí que estabas buscando una espada.

Sí, señor— dijo, alzando la espada que había elegido para que Quirón la viera—. Aunque, si soy honesto, no se siente…

—… ¿bien?— ante la mirada triste de Lance, Quirón llevó la mano hacia uno de los bolsillos de su chaleco—. Creo que puedo ayudarte con eso.

Lance alzó la vista hacia la mano tendida del centauro, esperanzado, y se encontró con…

—¿Un lapicero?— soltó, tal vez un poco más fuerte de lo que debía—. Quirón, gracias, pero no creo que esto-

—Destápalo, chico.

Lance resopló, pero obedeció la indicación de Quirón. 

Soltó un jadeo de incredulidad cuando el fino grosor del lapicero se adaptó como una empuñadora en su mano y una brillante hoja de bronce celestial se extendió a lo largo de esta. Las letras en griego de Anaklusmos se dejaron leer en la preciosa arma.

—P-pero, ¿cómo-

—¡Pero qué belleza!— Hunk exclamó a la vez.

Quirón dejó escapar una ligera carcajada, como si hubiera esperado exactamente esas mismas reacciones.

—¿Se siente bien?— preguntó cuando Lance empezó a maniobrar la espada.

—Liviana y cómoda— Lance asintió y le dedicó su sonrisa de oreja a oreja a Quirón. 

—Me alegra porque es toda tuya.

—¡¿Es en serio?!— se sintió tan feliz que chilló como niño de ocho años y su español se escapó de casualidad.— Lo siento, pero, ¡¿en serio?!

Quirón asintió. 

—Es una espada que pertenecía a una persona muy especial hace algunos años. Y considero injusto que una espada como tal no puede quedarse para siempre guardada en un bolsillo— se encogió de hombros antes de inclinarse y colocar una mano sobre su hombro—. Creí que ya era hora que otra persona especial pudiera usarla. Así que cuídala bien, chico.

Lance sintió un nudo en la garganta y asintió. Quirón le sonrió con afecto antes de darse la vuelta y dejarlo solo con Hunk, quien no paró de admirar cada centímetro de la espada hasta que se separaron a sus cabañas.

Sentado entre las gradas del área de entrenamiento del campamento, destapó Contracorriente y la miró con nostalgia. "Una persona especial" había dicho Quirón. Sin embargo, a pesar de los dos años que habían pasado, Lance pensaba que no la merecía. 

Había estado practicando, sí. Había hecho una mejora, pero sentía que aún no llegaba al nivel de un esgrimista promedio. En los últimos dos veranos, Shiro le había ayudado a entrenar. Lance pensaba que si no hubiera sido por él, no sabría blandirla sin cortarse un par de dedos en el proceso siquiera; pero Shiro se había ido. Había ido al Campamento Júpiter como retirado junto a su prometido, Adam. Lance solo podía sentirse feliz por la tranquilidad que había logrado uno de sus amigos y la persona a la que más admiraba, pero eso significaba que estaría perdido nuevamente en su entrenamiento.

—Puedo ayudarte, si quieres— Keith le propuso en cuanto le contó su situación—. No soy Shiro, pero me defiendo muy bien.

Lance intentó esconder una carcajada en vano. Keith estaba siendo modesto. Él era tan buen esgrimista como Shiro.

Lance no podía negarse a la oportunidad que le estaba ofreciendo. Asintió con entusiasmo, pero no esperaba lo siguiente:

—Empezamos mañana a las 6.

—¡¿Que estás loco?!— chilló Lance, sin saber que levantarse temprano era parte del plan—. ¡Nadie se levanta a esa hora!

—Yo lo hago— Keith se encogió de hombros.

—Ugh, por supuesto que lo haces— dijo tras resoplar sonoramente—. De acuerdo. Hagamos esto, samurai— Lance extendió la mano hacia Keith.

Keith la tomó y el apretón de manos cerró el trato. No sabía qué tanto podría mejorar, pero Lance estaba decidido a ser capaz de pelear con una espada lo más antes posible… aunque tuviera que despertarse antes que cualquiera en el campamento.

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Algo que amo en los fanfics en Inglés de Voltron es el hecho que dan a notar explícitamente el bilingüismo de Lance con el cambio de idiomas.

Lamento no ser lo suficientemente fluida en la escritura de Inglés para que esto sea más notorio. Así que, cada vez que vean alguna parte de la conversación de Lance en negrita o en cursiva, quiero que sepan que es él hablando español.

Si bien la serie no se centró mucho en mostrar abiertamente su bilingüismo porque Jeremy Shada no habla el idioma, siento que es una parte muy importante de Lance como latino. Así que de los miles de headcanons de Lance hablando español al mencionar a su familia o cuando se emociona, trataré de hacer que sean transmitidos aquí también, porque, después de todo, es la identidad de nuestro cubano favorito. (Y me ponen soft tbh)

Sombras y OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora