Dividido

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Primera semana

Yue se despierta en la cama de Dylan por primera vez desde que regresó y cuando abre los ojos, él no está allí. Mira a su alrededor y descubre que está durmiendo en el sofá.

¡Ay! ¡Así no se vale!

Va al baño a lavarse los dientes, pues moriría antes de hablar con él con aliento mañanero, y luego de dirige al sofá con una actitud fastidiada.

Son las 6 de la mañana y Dylan se fue a la cama a la 1 para evitar a Yue, por lo tanto, no estará feliz para nada cuando lo despierte.

"¡Oye!"

Nada.

"¡Oye!" Yue comienza a golpearlo con su rodilla.

Nada.

"¡Dylan! ¡Despierta!" grita.

"¡Ey! ¿Qué quieres, Shen Yue?"

"¡Esto no era parte del trato! ¡O duermes conmigo en la cama o el mes no comienza!"

Dylan refunfuña. "¡Está bien! ¡Ahora déjame dormir!"

Ese día, Dylan sale del dormitorio apenas al mediodía. Hará lo posible para evitar a Yue porque sabe que su madre tiene razón, aunque es difícil de admitir; ni siquiera puede mirarla a los ojos durante demasiado rato, de lo contrario, se derretiría como un helado en el verano.

La verdad es que Dylan no sabe manejar la situación; tenerla allí todo el tiempo es extremadamente doloroso. Debe estar alerta y atento siempre para evitar que ella lo tome desprevenido. Se comporta como un gato que se esconde cuando un intruso visita su casa.

Llega la noche y Yue se acuesta temprano; por mucho que trate de quedarse despierta para estar con él, no logra mantener los ojos abiertos después de las 11 pm. Dylan lo sabe, por eso no se acuesta antes de la medianoche.

Cuando él se va a dormir la primera noche oficial, está nervioso y ansioso. La voz de Yue arruga su corazón, pero su cara y su cuerpo lo hacen temblar. ¿Cómo puede sobrevivir un mes así? Es solo un hombre, un hombre que está dolido y resentido, pero un hombre al fin.

Por eso, hace todo lo posible para quedarse en su esquina de la cama, frente a la mesita de noche, sin casi dormir, sudando y temblando toda la noche. Esto sucede las primeras dos noches: ¡pura tortura! Está aterrorizado de dar la vuelta y ver a Yue porque, si lo hace, en lugar de convertirse en una estatua de sal, será una completa gelatina.

La tercera noche, cede. Siente una atracción indomable, anhela ver a la mujer que ama, así que se voltea y la mira. De repente, su mente lo lleva de regreso a las noches cuando se arrodillaba en el suelo para observarla...

Oh, cielos, es tan bonita, y tierna, y pacífica, y perfecta... ¡Deja de mirarla, Dylan! Pero no puede, está hipnotizado. ¡Esto debe ser brujería!

Dylan se duerme con una sonrisa, admirando el dulce rostro de Yue. Está condenado de ahora en adelante, se dormirá así siempre. Su belleza se ha convertido en una canción de cuna.

Durante el resto de la semana, en el día, Dylan se las arregla para mantenerse alejado de ella, porque con la luz del sol se siente de alguna manera más fuerte, más decidido a rechazarla o simplemente ignorarla. El problema surge por la noche, ahí es cuando pierde su poder. Cuando el sol se pone, ella prevalece.

Por otro lado, Yue lo está matando con amabilidad, y descaro también. Cocina y trata de ser útil en la casa... ¡Aunque todavía se olvida de lavar la ropa a veces!

Ella no tiene idea de que el corazón de Dylan se ablanda cada noche cuando admira su tranquilo sueño. Pero no pierde la esperanza.

Cuando amas a alguien, no lo dejas ir tan fácilmente, y ella definitivamente no desea dejarlo ir nunca más. ¡La naturaleza no la hizo tan testaruda para nada!

Semana 2 - Día 1

Es la 1 de la mañana y Dylan está viendo un concierto de Mozart en la sala. Como ahora se queda despierto hasta tarde la mayoría de las noches, ha estado viendo muchos programas de televisión culturales mientras Yue duerme.

Sin embargo, esta noche Yue se despierta y escucha la música que viene de la sala de estar. Baja sigilosamente las escaleras y se para detrás de Dylan para ver el concierto. Ella supone que él no ha notado su presencia, pero sí lo hizo.

Unos 5 minutos más tarde, ella se conmueve profundamente por la música y suspira.

Dylan se siente débil y triste. Quiere abrazarla, sentarla en su pecho y mimarla como solía hacerlo, sus brazos arden por ella, pero todavía no la ha oído decir la razón por la que ha vuelto. Tiene miedo de que Yue se vaya tan pronto como su fisioterapia haya terminado, lo que será muy pronto. Por lo tanto, simplemente le dice "Puedes sentarte", y ella se apura al sofá, feliz como una pascua de que finalmente Dylan haya aceptado su presencia; pero Yue sigue sollozando.

"Por favor, no llores... -solicita él-. Sabes que no soporto escucharte llorar..."

Yue jadea y lo mira de reojo. ¿Es esto progreso? ¿Quién sabe? ¿El corazón de Dylan sigue amurallado y fortificado o finalmente hay una grieta en la pared?

"Me voy a la cama, -Yue menciona después de media hora-, y tú también deberías dormir. No es bueno que te quedes despierto hasta tan tarde y lo sabes. Tu cuerpo todavía se está recuperando".

Dylan evita el contacto visual, pero sabe que ella tiene razón y en el fondo aprecia su preocupación. Apaga el televisor y la sigue a la cama.

Yue está anonadada. No protestó, no se burló, no la rechazó... Está justo detrás de ella, subiendo.

En el cuarto, Yue se mete en la cama de inmediato mientras él se cepilla los dientes. Cuando él llega, ella ya está dormida, hermosa como siempre. Tiene puesto su conjunto mortal de Minnie y no se ha cubierto con las sábanas porque hace mucho calor.

Dylan la estaba admirando antes mientras subían de la sala de estar, observando su atractiva colita oscilar de un lado al otro con cada paso: izquierda, derecha, izquierda, derecha... ¡Qué sinfonía!

Y ahora Dylan mira su cuerpo de nuevo, sus piernas, sus brazos, sus curvas y toda esa delicia que solía poseer cada noche... ¡Casi irresistible!

¿Por qué te fuiste? ¿Por qué tuviste que romperme el corazón? ¿Y qué quieres ahora? ¿Por qué estás aquí? se pregunta.

La mano de Yue está apoyada en el colchón en el medio de la cama y él siente la tentación de tocarla. Su mano se extiende con vacilación. Poco a poco, alcanza su palma, tan suave y tibia, y luego entrelaza sus dedos. Escalofríos.

Si no te hubieras ido...

Semana 2 - Día 4

Dylan admira a Yue como todas las noches. Está acostada boca arriba, con la cabeza inclinada a un lado, y está cubierta por sábanas blancas, parece un ángel. Hay una curva suave en sus labios, ¿está soñando?

Dylan sonríe y recuerda las noches cuando ella se dormía envuelta en sus brazos, quizás riendo de una broma que él le había contado. Todavía puede sentirla en su cuerpo, temblando de la risa y luego lentamente quedarse en silencio hasta que se dormía.

¿Significó algo para ti? ¿Me extrañaste tanto como yo cuando estabas lejos? ¿Te dolía la soledad cada noche? ¿Te atormentó el silencio de no oír mi voz? ¿Deseabas poder arrancarte la piel para que no anhelara mi contacto?

A medida que su mente se ahoga con dudas y preguntas, Dylan ve el cabello de Yue cayendo sobre su cara cuando ella se pone de costado, y él no logra resistirse: con los dedos le coloca el mechón detrás de la oreja. Pero su mano se queda allí y acaricia su mejilla.

Si tan solo ella le dijera lo mucho que lo ama, él ciertamente la perdonaría.



Nota:

Quería que este capítulo fuera más largo, pero después pensé que los sentimientos de Dylan merecían un espacio especial, no quería que se perdieran en un montón de palabras.

¿Pudieron percibir cómo se siente? Si así fue, esa era la idea de esta actualización.

Gracias por leer... 😊

Nos vemos...

Caos.

IndiferenciaWhere stories live. Discover now