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Empezaré a enumerar las cosas que me han sucedido en estos tres meses.
1-Conocí al simpático Tadashi Hamada.
2-Aster y Mavis se van a casar.
3-Tadashi y yo comenzamos a salir como amigos y poco a poco el sentimiento fue creciendo.
4-Me besé con Tadashi.
5-Jack volvió.
6-Él me odia con toda su alma.
7-Jack se va a casar con esa chica Shank
8-Aster desde hoy ya no va a asistir a trabajar para poder ayudar a Mavis con la boda.
9-Hoy comienza el reinado de Jack como mi jefe.
10-Estoy en un gran dilema al tener como jefe a mi antiguo novio que me odia y no descansará hasta despedirme.
Estaba absorta en mis pensamientos teniendo a lado a Aurora, terminando las dos de arreglar los maniquíes que debían lucir con la ropa que estaba de moda, mirando como Aurora se detiene al momento que una llamada llegó por su celular, viendo por unos escasos segundos que era su madre quien la llamaba.
—¿Mamá? —preguntó al responder la llamada—. ¿Qué pasa? —Sus manos caen unos segundos antes de llevar una a su boca, tapándola por el asombro—. ¿Dónde está ahora? ¿Él está bien?
Me detengo cuando la veo llorar, llevando una de mis manos a su hombro para que ella me viera, teniendo fijos esos ojos violetas sobre los míos. Dice algunas palabras más y termina su llamada.
—¿Qué sucedió? —investigué, mirándola llorar.
—Mi...Mi papá, está en el hospital —explicó sollozando—. Sufrió un infarto y ahora está en el hospital.
La tomé de la mano para llevarla detrás del mostrador, obligándola a sentarse sobre la silla para tratar de calmarla un poco, viéndola con su cabeza agachada mientras no podía dejar de llorar. Su cuerpo temblaba al sentir miedo por su padre, estaba sintiendo lo mismo que yo aquella tarde en la que mis padres habían tenido ese accidente.
Llevo mis manos a las suyas para tratar de reconfortarla, para hacerle saber que yo estoy con ella de la misma manera en la que ella estuvo conmigo cuando fue el entierro de mis padres. Aurora había ido al funeral de mis padres, y ahora yo podría regresarle ese favor al estar a su lado para apoyarla y dejarla ir con su padre al hospital.
—Ve con tu padre.
—No —se apresuró a responder—. Te quedarías sola toda la mañana, y Tiana, llega hasta la tarde. No te dejaré sola.
—Estaré bien, tu padre te necesita ahora —La miro negar con su cabeza al querer cumplir primero con sus responsabilidades—. Espérame aquí.
Camino hacia la salida, yendo a la biblioteca que estaba al lado de la tienda de ropa, viendo como un chico de cabello castaño y ojos oscuros acomodaba en el aparador los libros que están de moda, deteniéndose cuando me ve de pie. Camina hacia la salida con su entrecejo fruncido sin saber que estaba pasando.
