-Sara, ¿en serio creíste que tu historia terminaría en un "final feliz"? Por favor... Eres más ingenua de lo que pensaba -se burló, apretando el cuello de la chica con mucha más fuerza. →← Temprano esa misma mañana, Sara Collins decidió subirse al metro. Completamente sola. Las puertas se cerraron ante sus cansados ojos, la maquinaría se puso en marcha poco después..., pero la chica nunca más volvió a bajarse. Ahí estaba ella: asustada y encerrada. El metro no parecía tener la intensión de detenerse en alguna estación.
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