¡Esfuérzate, Baji!

_____. La escuela la consideraba una de las chicas más dulces de segundo año. Su cuerpo no era delgado, de hecho, era bastante contundente. Era bastante inteligente, pero no presumía de ello. Su estatura estaba por debajo del 1.60, presidenta el club de jardinería y miembro del comité.

Pero todo eso y más Keisuke Baji se lo sabía de memoria.

Desde su primer día en secundaria como alumno de primer año, le atrajo profundamente esa pequeña chica tímida que pronunció mal su nombre cuándo se presentaba frente a su nueva clase.
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- ¿Estás listo, bestia sangrienta?- Habló por el micrófono del audífono su mejor amigo, viendo como el objetivo caminaba con mucha dificultad a la sala del comité por las cosas pesadas que traía encima.

- Estoy listo, cabeza de limón.- Su pulso estaba acelerado, por primera vez en todo un año se dignara a dirigirle la palabra a la chica de sus sueños.

La tierna chica caminaba lento, pero seguro hacia su destino, sin saber que sería atracada por la "bestia sangrienta", que caminaba más seguro que nunca hacia su dirección.

- Oh, ¿necesitas ayuda? - Dictó las líneas que se aprendió de memoria del manga Shojo que le pidió prestado a su mejor amigo con la voz más profunda que pudo hacer, sintiéndose confiado de sí mismo esta vez.

- ¿Hum?... no, no, por favor no te preocupes, estoy-... - Miró en todas sus direcciones, pensando que su cabeza quizás le jugó una mala broma y la hizo imaginar una voz porque estaba desesperada por una mano amiga.

Por otro lado, Baji siendo golpeado en la cabeza por Chifuyu con el mismo manga Shojo que le había prestado por haber huido como un cobarde nada más escuchar su respuesta.

- Tú no lo entiendes...- Tenía ambas manos tapando su rostro, que seguía ardiendo por el momento que fue un fracaso para Chifuyu, pero increíblemente estimulante para el corazón de Keisuke.